Es una prueba más de que el océano profundo es casi más extraño que el espacio exterior. Científicos han descubierto tres nuevas especies de pez baboso, de la familia Liparidae, a 7.500 metros bajo la superficie del océano, en la fosa de Atacama. Translúcidos y sin escamas, parecen fantasmas que accidentalmente llegaron a nuestro mundo a través de algún tipo de grieta espacio temporal.

Ubicada frente a las costas de Perú y Chile, la fosa de Atacama tiene 6.000 km de largo y toca fondo a 8.065 metros. Aunque aún está a unos pocos miles de metros del punto más profundo del océano en la Fosa de las Marianas. Es un mundo oscuro y extraño de una presión aplastante y temperaturas cercanas al punto de congelación. Pero como demuestra esta última exploración de la fosa, también está muy viva.

La expedición liderada por la Universidad de Newcastle, capturó más de 100 horas de vídeo y reveló un vibrante ecosistema de fosas que sirven como vivienda a anfípodos con forma de camarón e isópodos de largas patas. Sin embargo, las tres nuevas especies de pez baboso fueron lo más destacado.

Los peces azul, morado y rosa, que con el tiempo tiempo se describirán en documentos científicos y se les dará algunos nombres formales (propongo Tynamo), son parte de la familia ‘Liparidae’, que incluye a muchos otros habitantes del océano profundo de todo el mundo. Hasta incluye al pez que se ha capturado a mayor profundidad.

Thomas Linley, un biólogo marino de la Universidad de Newcastle, dijo que aunque la mayoría de las expediciones a las fosas abisales vuelven con alguna forma de vida que no se había visto antes, encontrar tres especies tan claramente diferentes al mismo tiempo era algo nuevo para él.

En las imágenes de los investigadores, se puede ver a estos peces babosos comiendo felizmente pequeños crustáceos mientras se reúnen alrededor de los peces muertos que fueron utilizados como cebo. Además de estar “sorprendentemente activos”, como expresó Linley, estos peces son simplemente raros, carentes de escamas con ojos pequeños y cuerpos gelatinosos unidos por la inmensa presión del agua. (El equipo se tomó grandes molestias para traer un espécimen a la superficie sin dejar que se conviertiese en una masa viscosa).

Por muy alienígenas que parezcan, estos peces no están fuera del alcance de la influencia humana. Linely dijo que los anfípodos que comen estos peces pueden albergar microplásticos como los que ensucian todo el océano.

“No se salvan del impacto que sufrimos a escala global”, dijo.

Con suerte, al arrojar algo de luz sobre el mundo en el que habitan, los científicos puedan ayudarnos a descubrir cómo proteger a estas extrañas bestias. Mientras tanto, puedes dormir bien sabiendo que muy probablemente nunca verás uno de cerca.

Fuente: es.gizmodo.com

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