GUADALAJARA, Jalisco 01-Jul-2024 .-La obra de Yuri Herrera (Actopan, 1970) ha estado cruzada por varios intereses: desde la violencia institucional, hasta la migración, el narcotráfico y la resistencia social. El ritmo y la sonoridad de sus textos ha sido una preocupación también recurrente en su literatura, no como una recreación del habla popular, sino como una forma de resistencia hacia los modelos impuestos por el poder económico, social y mediático, expresa.
El Doctor en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad de California, en Berkeley, estuvo en Guadalajara para hablar precisamente de sus 20 años en el reflector literario.
Desde que salió su primera novela Trabajos del Reino (Tierra Adentro, 2004) -reeditada cuatro años más tarde por Periférica, editorial que ha publicado la mayoría de sus títulos, a excepción de su obra dedicada a público infantil y juvenil-, el escritor se ha ganado el reconocimiento de sus lectores, así como de la crítica especializada que lo ha calificado como uno de los autores latinoamericanos más notables de su generación.
Herrera ha sido merecedor de varios reconocimientos como el Premio Binacional de Novela Border of Words (México), así como Otras Voces, Otros Ámbitos (España), el Anna Seghers (Alemania) y el Ursula K. Le Guin (Estados Unidos), entre muchos otros.
Aunque vive en New Orleans desde hace varios años e imparte cátedra de literatura latinoamericana en la Universidad de Tulane, el también autor de novelas como Señales que Precederán al Fin del Mundo y La Transmigración de los Cuerpos, no se percibe como un migrante, sino como un escritor que vive entre ambos territorios, que siempre tiene en la mira a México.
Advierte que aunque pareciera que Estados Unidos es un país adelantado, aquella nación atraviesa una crisis en materia de derechos individuales y sociales. Desde el otro lado de la frontera hay sorpresa porque será México el que dará la primera Presidenta a Norteamérica.
¿Son 20 años de la publicación de tu primera novela, Trabajos del Reino, cómo ha sido este viaje en el tiempo?
Apenas me cae el 20, conforme envejeces el tiempo pasa más rápido, en mi cabeza y en mis sensaciones publiqué ese libro antier, tengo todavía muy clara la sensación de estar escribiéndolo; la alegría cuando recién salió, la decepción cuando nadie le hizo caso los primeros años, pero aún así estaba muy contento de que existiera el libro, los años antes de escribirlo y luego la espera antes de que se encontraran lectores, sí me enseñaron algo que para mí ha sido muy importante: la paciencia, que es algo que he tratado de seguir aprendiendo los siguientes años y con los siguientes proyectos, que las cosas no salen a la primera.
Háblame de los intereses literarios en tu obra, de los temas recurrentes que tienen que ver con violencia, narcotráfico, corrupción
El narco ha sido parte del contexto, como lo ha sido la violencia o la corrupción, son parte del medio dentro del cual se desarrollan estas historias, pero no veo estos asuntos como aislados del resto del orden institucional, familiar o social, sino como uno de los ingredientes de estos entramados.
Yo siempre he dicho que escribir literatura por un lado puede parecer una cosa muy sencilla, porque es confiar en tu percepción de las cosas y por otro lado es extremadamente complejo, porque estás haciendo varias cosas a la vez, estás haciendo un juicio moral, estás proponiendo un cierto objeto musical, porque la literatura también produce sentido a través de sus sonidos.
En ese contexto, el uso del lenguaje y la sonoridad ha sido parte importante de tu escritura
Para mí la manera de contar estas historias cuyos contextos son de violencia, de resistencia o de escepticismo frente a la verdad institucional, es a través de un cierto lenguaje que no es exactamente el lenguaje de la calle pero que se alimenta de él, a mí no me interesa escribir un reflejo exacto de cómo habla la gente en la calle, en primer lugar porque hay diferentes formas de hacerlo y en segundo lugar porque lo que hace la literatura es alimentarse de diferentes fuentes; para mí esto que llamamos lenguaje popular es una forma de invención, es una forma de suspicacia frente al mundo e inclusive una forma de rebelión frecuentemente ante las formas anquilosadas de hablar y las formas manipuladoras del poder ya sea económico, político o mediático que nos presenta una versión del mundo.
¿En qué trabajas actualmente?
Después de terminar mi última novela, que es la que más trabajo me ha tomado en términos de investigación y de involucramiento personal, (La Estación del Pantano), sucedió algo que me gusta mucho y que tiene que ver con que me quitó la ansiedad que tenía desde antes de publicar mi primer libro, siempre estaba pensando qué voy a escribir, qué voy a publicar, tenía que hacer un ejercicio de balance entre el gozo, que es algo que para mi siempre ha sido muy importante y esta especie de obligación interna que me imponía de tener que escribir algo mejor que lo anterior; creo que se me ha quitado, no tengo prisa, estoy tratando de aprender a escribir canciones, escucho mucho algún tipo de canción y escribo algo parecido, más o menos, eso es algo que me divierte, he escrito textos pequeños, pero no estoy ocupado con un proyecto de largo aliento, que llegue cuando tenga que llegar, me parece que la paciencia y el cuidado con el que se hace esto son muy importantes.
¿Cómo se percibe a México desde la distancia, cómo se ve la coyuntura política por la que atraviesa el País?
Debo decir que no hay distancia, voy constantemente a México, sigo teniendo una parte fundamental de mi vida en México: mi familia y mis amigos, hay una vida constante presencia en México, pero sí lo puedo ver desde fuera, en términos generales en la sociedad estadounidense, quitando unos pocos bolsillos ilustrados, hay una extraordinaria ignorancia sobre el resto del mundo, ojalá esa ignorancia fuera aún mayor con respecto a México porque lo que hay es una serie de clichés alimentados por sus figuras más poderosas.
Por un lado veo mucha ignorancia, por otro lado con la gente de buena fe, creo que hay una verdadera sorpresa y, casi diría, admiración porque México va a tener una Presidenta antes que los Estados Unidos, cuando Estados Unidos está sufriendo un retroceso en términos de derechos individuales y sociales de manera brutal, en México hay un Congreso paritario, hay un Gabinete paritario, hay una enorme cantidad de gobernadoras y más allá de eso hay participación de las mujeres en muchísimos otros espacios donde antes habían sido marginadas, yo siempre insisto que en este momento la literatura más importante que se está haciendo en México, la está produciendo un grupo amplio de escritoras con temas muy diversos.
¿Esos espacios se abren más con la victoria de Claudia Sheinbaum?
La victoria de Claudia más que la punta de lanza es el resultado de un montón de puntas que muchas mujeres han puesto a lo largo de las décadas, mi abuela empezó a trabajar a los 13 años, fue trabajadora social, creadora de un sindicato, fue madre soltera; luego mi madre doctora y activista política, ha sido un proceso larguísimo pero con muy buenos frutos, todavía nos falta mucho, creo que hay buenas razones para ser optimista, pero también hay muchas más razones para estar inconforme.
¿En qué sentido?
Yo siempre insisto es que hay dos cosas que son terribles y a la vez nos indican el camino por dónde ir: por un lado está el trabajo de los activistas a favor del medio ambiente, que han sido acosados alrededor del País, frecuentemente asesinados, por otro lado está la podredumbre del Poder Judicial y de las instancias de procuración de justicia que dependen del Poder Ejecutivo, que básicamente hacen inexistente la justicia en México, pero que ese es un hueco ha sido parcialmente llenado por gente como las madres buscadoras, son seres extraordinarios que se han convertido en forenses, en detectives, en exploradoras.
A mí me parece que entre estos dos sujetos sociales activistas, ambientalistas y madres buscadoras, tenemos una señal de nuestros vacíos y de cómo hay gente que está haciendo algo, porque hay quien dice ‘nadie hace nada, todo sigue igual’, no, no es cierto, hay mucha gente que está haciendo muchas cosas, simplemente hay que ponerle atención y los logros institucionales como estos de los que hablamos, como tener la primera Presidenta de Norteamérica, la primera Presidenta científica, es extraordinario, pero esto en lugar de dejarnos cómodos debe alentarnos a seguir canalizando nuestra inconformidad, hay que pedir más y mejor.
Su obra
Trabajos del Reino (2004).
Señales que Precederán al Fin del Mundo (2009).
La Transmigración de los Cuerpos (2013).
El Incendio de la Mina El Bordo (2018).
Diez Planetas (2019).
La Estación del Pantano (2022).