Según datos de la Organización Nacional de Trasplantes en 2016 se realizaron más de 125.000 trasplantes en todo el mundo. Esa cifra significó un aumento del 5% respecto al año anterior y continúa la tendencia al alza en los últimos años. Los trasplantes de órganos cada vez son más frecuentes, más seguros y en definitiva más exitosos.

Y aunque el número de donantes también es cada vez mayor, el optimismo de estos datos no resulta completo ya que aún estamos lejos de poder dar cobertura a las largas lista de espera y el único hándicap sigue siendo que no son suficientes para todos aquellos que lo necesitan con urgencia.

Por esto resultan tan importantes los grandes adelantos que, durante las últimas décadas, están surgiendo en el desarrollo de órganos artificiales. Uno de los más sorprendentes avances en este campo son los denominados “organoides”, es decir estructuras vivas que han sido obtenidas a partir de células madre, que poseen el mismo funcionamiento y la misma organización de un órgano real, lo que permite experimentar y probar en ellos medicamentos (para comprobar su toxicidad) e incluso desarrollar tratamientos para que en un futuro haya la posibilidad de producir tejidos.

Los expertos ya hablan de “Revolución de los organoides” y esta misma semana se ha publicado en Cell Stem uno de los trabajos más interesantes: Robots capaces de producir en cadena organoides utilizando células madre humanas.

La manera más frecuente de cultivar células para cualquier labor biomédica es hacerlo en placas de cultivo, planas y bidimensionales, sin embargo un grupo de investigadores de la Universidad de Washington ha desarrollado un nuevo método para conseguir cultivos tridimensionales de organoides y además hacerlo mediante un proceso en cadena.

a existían métodos para desarrollar organoides, sin embargo los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington han diseñado un interesante sistema automatizado que utiliza robots para producir rápidamente organoides derivados de células madre. Para entenderlo mejor utilizaremos una metáfora industrial: ya existían coches antes de Henry Ford, pero los avances en la cadena de montaje que introdujo el empresario trajeron toda una revolución en el mundo de la industria.

Según Benjamin Freedman, autor principal del artículo, este sistema en cadena “permitirá expandir en gran medida el uso de organoides en la investigación básica y el descubrimiento de nuevos fármacos”.

La aparición de los organoides ha supuesto un enorme paso en la investigación biomédica, sin embargo su producción en masa representaba un gran desafío. En su nuevo trabajo, los investigadores utilizan un sistema robótico para automatizar el procedimiento de cultivo de organoides, y es la primera vez que se consigue la automatización exitosa de la fabricación de organoides a partir de células madre pluripotentes, un tipo de célula versátil y capaz de convertirse en cualquier tipo de órgano.

Tal y como explican en Science Daily, “en este proceso, los robots introdujeron las células madre en placas que contenían hasta 384 pocillos en miniatura cada una, y luego las desarrollaron para que se convirtieran en organoides renales durante 21 días. Cada pequeño micropocillo contenía típicamente diez o más organoides, y cada placa contenía miles de organoides. Con una velocidad que hubiera impresionado la línea de montaje de automóviles de Henry Ford, los robots podrían producir muchas placas en una fracción del tiempo”.

Por el momento, este sistema puede ser muy útil a la hora de probar fármacos (sobre todo para comprobar su toxicidad) pero imaginen ahora un sistema de producción en cadena, eficaz y abundante, en el que podamos cultivar órganos como riñones, hígados o páncreas para pacientes que lo necesiten… se acabarían las donaciones y las listas de espera en un futuro, esperemos no muy lejano.

Fuente: Yahoo.com/sciencedaily.com/newsroom.uw.edu

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