Una de las figuras más populares del folclor mexicano es la de un hombre dormido, con la cara escondida bajo su sombrero, recargado en un cactus. Para empezar, ¿quién en su sano juicio se acomoda en un cactus para echarse un sueñito? Y segundo, es lamentable que esta imagen se relacione tanto con México, ya que ha difundido el estereotipo de que los mexicanos son los reyes de la flojera.
¿De dónde habrá salido esa imagen? ¿A quién tenemos que echarle la culpa de la existencia del mexicano flojo y dormido?
Una de las primeras representaciones del mexicano dormido se encuentra en la escultura del artista Rómulo Rozo, llamada El pensamiento. Esta obra fue víctima de una mala broma cuando se exhibió por primera vez en la década de los 30 en la Biblioteca Nacional de México.
Durante esta presentación a un desconocido le pareció muy gracioso colocar una botella de tequila frente a la escultura, con lo que se convirtió en la burla del momento. Claro, así ya no parecía alguien que piensa, alguien que imagina, sino alguien borracho descansando en medio de una biblioteca.
(Es como El pensador de Rodin, sólo que éste se puso un poquito más cómodo).
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Charles Phillip Jimenez fue un autor que retomó esta imagen prejuiciosa y trató de darle un significado que llenará de orgullo a los mexicanos en lugar darles de vergüenza. En su libro autopublicado The Sleeping Mexican Phenomenon, Jimenez explicó que el famosísimo mexicano no está ahí recostado por flojera, si no porque está cansado después de un día de trabajo duro.
Una interpretación como ésta suena más coherente con El pensamiento de Rómulo Rozo, ¿no te parece? Como el mural La noche de los pobres de Diego Rivera, en el cual se aprecia a una familia dormida, evidentemente cansada, después de una jornada laboral. El padre también usa un sombrero que le cubre la cara, por lo que es difícil no recordar al estereotipo del mexicano dormido.
Sólo que ahora sabes que el mexicano está dormido no por flojo, sino por cansado de tanto chambearle. ¡Y cómo no! Si de acuerdo con la OCDE en 2016 México era el país que pasaba más horas trabajando.






