En una audiencia extraordinaria, llevada a cabo en la sala Clementina el pasado 29 de septiembre, el papa Francisco exteriorizó su preocupación por la «crisis humanitaria» presente en Siria, Irak y en los países vecinos.

El sucesor del apóstol Pedro consideró que tal evento es estructurado principalmente por la “lógica de las armas” y los “intereses oscuros”, mismo que ha provocado miles de muertos y millones de desplazados. “Lamento que hasta ahora no se haya sabido poner fin a los extenuantes sufrimientos y continuas violaciones de los derechos humanos. Las consecuencias dramáticas de la crisis son visibles”, sentenció Su Santidad.
En la audiencia estuvo presente Staffan de Mistura, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para Siria. El papa Francisco advirtió que “la violencia genera más violencia y lleva a una espiral de prepotencia e inercia”.
Es de apreciar que instituciones relevantes, como lo son la Iglesia católica y la ONU, invitan a las autoridades correspondientes a emplear un análisis de coyuntura profundo y concreto para así poder entender los porqués de las problemáticas en nuestro mundo y en nuestras sociedades.
Los eventos acontecidos en Siria, Irak y cercanías, nos permiten confirmar que el «nuevo orden mundial» se encuentra latente y amenazante para con el bienestar de las personas y sus entornos; mismo que se alimenta de la pobreza, e incluso, de la destrucción del medio ambiente.
“Es un mal que destruye por destruir, y por tanto signo del misterio de iniquidad que está presente en el hombre y en la historia, y que necesita ser redimido”, estableció el papa Francisco.
“La pobreza material siempre se puede satisfacer con lo material. Los despreciados, los no amados, los no cuidados, los olvidados, los solos; esta es una pobreza mucho más grande”, condenaría santa Teresa de Calcuta.
Se requiere, entonces, de esfuerzos sobrehumanos para revertir tanto descuido, tanto sufrimiento. Resguardar lo que verdaderamente importa, la alegría, es nuestro deber. La alegría, según santa Teresa de Calcuta, es el misterio del amor.
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