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El diván:
Perdimos por default
José Luis
Con el reciente anuncio por parte de la Secretaría de Energía (SENER) acerca de la posibilidad de importar  gasolinas y diésel mediante el otorgamiento de permisos a quienes cumplan con las disposiciones legales, surgen las interrogantes sobre la reforma energética y su vigencia debido al actual contexto de los mercados internacionales que no era previsto cuando esta fue proyectada y planeada.
Abrir la competencia a gasolinas extranjeras sin tener una propia es perder por default, esto si consideramos que entre los principales objetivos pretendidos con la entrada en vigor de la reforma energética de 2013 se buscaba la libertad de decisión para las empresas paraestatales PEMEX Y CFE en la pesquisa de una mejoría en términos técnicos y de eficiencia, así como la consolidación y reafirmación del Estado como control regulador de las energías nacionales. ¿Está PEMEX en las condiciones para pelear en un mercado competitivo?
En este sentido el punto que podría verse favorecido con la mencionada reforma es el referente a una posible disminución de los precios debido a que se estaría omitiendo el porcentaje que corresponde a PEMEX, que actúa como intermediario de los combustibles, sin embargo  la disminución no puede sobrepasar las bandas que establece la SHCP por lo cual el margen de maniobra es muy limitado. Las reglas del juego no son las del libre mercado en su totalidad.
Además es interesante la manera en que se aceleró la entrada en vigor de esta medida que se planeaba entrase en operación hasta el siguiente año, y probablemente sea la baja en la producción de Petróleos Mexicanos una de las principales causas; sin embargo el objetivo primordial seguirá siendo la liberación total para el año 2018; el año de la consumación de las reformas estructurales (fase dos) es el de la próxima elección presidencial.
¿Cómo están las cosas apenas rebasada la mitad del sexenio para que diversos personajes ya estén encarrerados por el 2018?
En la actualidad México importa una cuarta parte de los combustibles que necesita, desde gasolinas, hasta el diésel y turbosina, y cuya tendencia por lo menos se va a mantener debido al constante incremento en la demanda de este tipo de bienes; la vigencia de la reforma energética se vuelve a trastocar por sí sola.