Dejaron a su familia en busca de una vida mejor. Son morenos, delgados y su ropa está oscurecida por la suciedad. Miden al menos 1.70 metros, sus miradas son esquivas y hablan sin mover las manos. Josué tiene una mancha rosa en su nariz, una cicatriz que está sanando.

Sus ojos están puestos en el norte, en Estados Unidos. El poco dinero que consiguen lo obtienen sacando la basura de tienditas o pidiendo limosnas.

Forman parte de los más de 41 millones de latinoamericanos que en 2024 están lejos de casa, según datos del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.

Así como Josué y Rubén, miles de personas dejan su tierra en la región debido a la violencia y la falta de oportunidades, factores principales de desplazamiento, según especifica la ONU Migración.

Afirman que si el gobierno mexicano los regularizara, les gustaría quedarse a trabajar. Si quisieran enviar remesas a Honduras, su país de origen, solo conocen dos opciones: MoneyGram y WesternUnion.

Han oído hablar de herramientas fintech, pero desconocen sus nombres. De todas formas, mencionan que carecen de celulares modernos para descargarlas. Aseguran que, si pudieran, recurrirían a la tecnología financiera para tener una cuenta bancaria.

Ante el incremento de migrantes en América Latina y los retos de inclusión financiera que enfrentan, la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) explicó, en un estudio de 2023, que los avances en blockchain y billeteras digitales pueden ser una forma efectiva de incluir a los migrantes.

«En 2020, durante la pandemia de Covid-19, se observó que la utilización de billeteras digitales para la dispersión de los pagos fue crucial. De acuerdo con el Banco Mundial, dichas transferencias alcanzaron a mil 300 millones de personas en 2020 y duraron entre 4.5 meses y 6 meses», agregó.

Aunque reconoce desafíos por la privacidad de datos e infraestructura insuficiente, Felaban valora la tecnología financiera por su eficiencia y depósitos directos.

Avelino Meza, fundador de Fuerza Migrante, organización que busca el empoderamiento económico de los mexicanos en Estados Unidos, cuenta que entre los connacionales hay un aumento significativo en el uso de estas plataformas.

No obstante, estima que antes de hablar sobre su aceptación, primero se debe abordar la alfabetización digital, algo que la comunidad mexicana enfrenta al otro lado del Río Bravo.

Abundó en que las dos características principales que la comunidad toma en cuenta para acercarse a esos servicios son la confianza y comisiones no tan elevadas.

Arturo Villanueva, director general de Alza, una empresa de transferencia internacional de dinero, mencionó que las fintech transforman los servicios financieros para la creciente población latina en EU.

Al operar bajo las reglas de ese país, los usuarios tienen acceso a una cuenta bancaria asegurada por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, en inglés), una tarjeta de débito Mastercard y el envío de remesas.

«Los latinos en Estados Unidos contribuyen al PIB nacional del país. Como fintechs, debemos asegurar que la incorporación financiera esté presente para poder seguir impulsando ese crecimiento», añadió.

Al sur de América, el flujo migrante también es importante. Atilana Piñón, codirectora de Retorna, una empresa chilena de envío transfronterizo de dinero, explicó que el fintech agiliza la verificación de documentos.

Piñón indicó que existen soluciones que escanean documentos como el TPT en Colombia (Estatuto Temporal de Protección a Migrantes, creado por el aumento de migrantes) y verifican en las bases de datos de autoridades si una persona ha cometido delitos.

Aseguró que las fintech, a diferencia de los bancos, lograron una inclusión financiera más rápida. Para ella, el gran problema del fintech en la región no es tecnológico, sino de apertura mental.

Consideró que los líderes de las instituciones financieras limitan sus servicios a migrantes, algo que las fintech aprovechan, pues no ven a un migrante, sino a un cliente.

«El gran desafío es poder abrir la mente de personas que tienen muchos prejuicios en relación con la inclusión financiera de los migrantes», compartió Piñón.

Otro componente esencial para la inclusión financiera de un migrante es el trabajo. En México, organizaciones como Tent partnership for Refugees se encargan de vincularnos a empresas para que trabajen.

Gerardo Ancira, gerente regional de Tent México, explicó que han logrado unir a migrantes con empresas de retail, tiendas de conveniencia o autoservicios, servicios de hospedería, manufactura, agroindustria y producción de alimentos.

Ancira indicó que la inclusión laboral de un migrante, y por ende financiera, es una gran oportunidad para cubrir las vacantes en México, que oscilan entre 1.2 y 1.6 millones, según Coparmex.

Además, la contratación formal se traduce en aportación al PIB del País.

«Empresas como Femsa han contratado a más de tres mil refugiados. Estas personas pagan su ISR mensual al fisco, una contribución valiosísima», concluyó Ancira.

Cercano a las tiendas de José y Rubén, está el asentamiento de Nesly, un haitiano que se comunica en un básico español.

‘¿Usarías una fintech para tener dinero en el banco y enviarlo a tu familia?’ No, no, responde Nesly. ‘Primero lo tengo que conocer. Me da miedo’, zanjó.