Y de repente sale uno de los narcotraficantes más temidos a nivel internacional con
chamarra de cuero y sonrisa colgate. Dicen los que saben que fue la pesadilla de más de
un presidente, una leyenda urbana donde mencionan la promesa de pagar la deuda
externa del país con la condición de inmunidad diplomática, pero que en la vida real se
encuentra extraditado en los Estados Unidos en una prisión de máxima seguridad. Pero
miles de kilómetros donde se encuentra el, la gente esta viendo un capítulo más de la
serie “El Chema”
Existen ya reportajes documentados que han salido a la luz pública describiendo un nuevo
fenómeno social en varias regiones del país. Niños y adolescentes idealizan el glamour de
la vida de dinero, poder, fama y mujeres, que supone rodea a los capos de la delincuencia
organizada. Ya no se sueña con ser María la del Barrio, ahora lo ideal es convertirse en una
Reina del Sur.
Por una parte vemos un manejo persuasivo de comunicación realizado por los capos en
sus comunidades, donde terminan siendo comparados con un Robin Hood, lejos vemos el
recuerdo del bandido mexicano que ayudaba a los pobres como Chucho el Roto (radio
novela), o los superhéroes de las historietas creadas por Marvel o DC. Los capos han
sembrado una imagen aspiracional donde niños y adolescentes ven reflejado su futuro.
La narcocultura hoy es una realidad en México y responde a un manejo frívolo y hasta
irresponsable de productores de televisión y cine que la promueven sin importarles el
impacto en la sociedad, y pareciera que tirarían la carcajada si alguna persona les pide un
poco aunque sea un poquito de responsabilidad social en sus productos. Se pensó que
sería una moda momentánea pero parece que lo explotarán hasta el último centavo, más
de 21 años que murió el narco colombiano Pablo Escobar y se siguen haciendo películas
en algunas haciéndolo ver como víctima de las circunstancias ¿será?
Si usted es padre/madre/tutor de familia bien sabe que si llegara a prohibir tajantemente
algo a sus hijos menores de edad o en la adolescencia, lo que provocará casi tenemos por
seguro será un conflicto que fortalecerá aquello que quiere evitar, y no le extrañe que
después su “princesa” en lugar de que le pida construir un puente para que lleguen los
caballeros en su rescate ande pidiendo unos túneles para escaparse con el novio 8 años
mayor que ella y que se cree realizado por tener un “territorio”.
Durante la última década las narcoseries y películas con protagonistas involucrados en el
mundo del narcotráfico han tomado un papel importante dentro de la televisión y de los
hogares latinoamericanos, siendo Latinoamérica donde se encuentra su mayor éxito. Si
bien es cierto el tema de los narcos en el cine y televisión no es nuevo en México y ya se
había tocado el tema dentro del cine de ficheras, en aquellas películas de los setenta y

ochentas jamás se pretendió vender al narco como un símbolo a seguir, eran personajes
antipáticos y por nada uno quisiera imitarlos.
En este nuevo siglo llegaron series como “Sin tetas no hay paraíso”, “La Reina del Sur” con
la controversial Kate del Castillo, “El Señor de los Cielos”, “El cartel de los sapo” que tuvo
éxito tanto su libro, como serie, como película; recientemente “Narcos” en la plataforma
de Netflix, entre otras. Este género no fue ni es creado con el propósito de influenciar a
los jóvenes en una cultura del narcotráfico o promover dicho acto. Pero en una sociedad
donde es normal ver y hablar de violencia, armas y drogas, es lógico que estos programas
tengan un gran auge, que se vuelven parte de nuestro día a día y que para muchos
jóvenes, sectores o comunidades sean un reflejo constante.
Si bien es cierto tú como espectador decides cómo tomar estás historias que cada día
invaden más la industria del entretenimiento, quizá no quieras dejar ver “El Chema” . En
gustos se rompen géneros y debemos aprender a respetar los de todos. Pero no debemos
dejar de arropar con información y orientación a nuestro entorno inmediato, hacerles ver
que ese mundo de “lujos” no es como lo pintan y no existe jubilación.

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