Muy poca atención ha tenido la nota de J. Jesús Rangel en Proceso sobre el estatus de Miguel Ángel Treviño Morales, (a) “Z-40”, en la cual se refiere que “el gobierno de Estados Unidos no ha solicitado al de México la extradición de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, líder de Los Zetas, y ningún agente o funcionario estadunidense ha tenido acceso al narcotraficante, según pudo saber Proceso a través de un funcionario de la PGR.” Sin citar el nombre de su fuente, el reportero filtra el dato que en caso de confirmarse para los próximos días, quizá sea la señal más importante en lo que refiere a un cambio en el colaboracionismo entre México y Estados Unidos: el fin de la era de los extraditables. Hace dos semanas, el mismo reportero, además autor de La DEA en México, y quien tiene acceso a los agentes de dicha agencia estadounidense en nuestro país, citó a un “funcionario mexicano” relacionado con tareas de inteligencia, quien le afirmó que desde la llegada de Peña Nieto a la Presidencia, prácticamente la supeditación de la PGR y la SEGOB para darle libertad de acción tanto a funcionarios de la DEA, la CIA y el FBI estaban nulificados. En este número del semanario, J. Jesús Esquivel reconfirma una tendencia: “Lo más importante, y lo que siempre hacen los agentes de la DEA cuando tienen acceso a un capo mexicano del nivel del Z-40, es interrogarlo sobre la relación que tienen los grupos del narcotráfico con las policías mexicanas, desde las municipales hasta la federal, pero sobre todo con la clase política del país. De este tipo de información que obtiene la DEA, aunque no la verifique, elabora investigaciones y encausamientos judiciales”, cita el reportero. De ser así, los acuerdos de colaboración entre México y Estados Unidos habrían llegado a su fin, ¿por qué razón? A esta pregunta habría muchas respuestas, entre las principales, sería que para el gobierno de Enrique Peña Nieto y el PRI, es fundamental que Estados Unidos no tenga elementos para ejercer presión sobre su gobierno, que tiene cinco años y medio por delante. Y es que la decisión del actual régimen mexicano es poner fin a la mecánica con que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos venía operando, con fines netamente políticos, en nuestro territorio. Así fue como titulares de la PGR y de la extinta SSP, dejaron hacer y dejaron pasar de todo para beneficio de los Estados Unidos, entre ellos el espionaje, al grado de que podría ser acusados de traidores a la patria. Así las cosas, el caso del Z-40, podría ser el primero de los muchos casos que el gobierno peñanietista podría ir poniendo en la justa dimensión para los intereses del Estado mexicano y no de los Estados Unidos, como absurdamente vino operando durante los sexenios de Fox y más con Felipe Calderón, con un saldo de pifias judiciales: testigos protegidos, testimonios de oídas y fabricación de culpables. alexiabarriossendero@gmail.com