MONTERREY, NL 21-Aug-2024 .-Es posible que hayas escuchado hablar de La Casa de los Famosos México, un reality que se ha vuelto tema de conversación en las últimas semanas porque sus participantes se han visto envueltos en polémicas que abarcan violencia de género, salud mental, xenofobia y homofobia.
Quizá el momento más compartido en redes sociales -hasta ayer- es el del influencer Ricardo Peralta, quien, como parte de su estrategia para ganar, acusó el fin de semana pasado al actor y conductor Arath de la Torre por supuestamente burlarse de su orientación sexual.
Dos semanas antes, el youtuber regio Adrián Marcelo atacó a la actriz Gala Montes, llamándola «cachonda», y burlándose de su diagnóstico de depresión y de su relación familiar con su madre.
«Tú no estás deprimida. Tú eres una gran actriz, eso es lo que eres. Ha de haber sido un pinche charlatán el que te diagnosticó, ustedes van y buscan güeyes que les receten cosas», le dijo Marcelo, quien también es psicólogo, lo que incrementó las críticas hacia él.
Éstas y otras situaciones semejantes han provocado reacciones divididas en la audiencia.
Mientras que algunos aseguran que el contenido normaliza la violencia, otros consideran que por ser un programa de televisión no debería tomarse en serio.
Algunas asociaciones y organismos oficiales han reprobado los comportamientos de varios participantes e, incluso, surgió una petición ciudadana para revocar la cédula profesional de Adrián Marcelo, la cual supera las 150 mil firmas.
Especialistas en comunicación y psicología consideran que ésta es una oportunidad para reflexionar sobre el impacto negativo que pueden ocasionar comentarios de este tipo en contenidos de gran alcance. Sin olvidar que también se pueden rescatar cosas positivas.
«Puede causar cierto daño o prejuicio en la audiencia, y no es que la gente vaya a copiar exactamente lo que está viendo.
El peligro principal es la normalización», señala Manuel Humberto Ayala, especialista en medios de comunicación y profesor del Tec de Monterrey.
«Normalización me refiero a que, por ejemplo, en el programa vemos que la gente se critica sin medida y utilizan la violencia verbal para criticarse a través de apodos, burlas de su cuerpo, de su edad. Esas conductas se pueden aprender y se pueden hacer normales».
LAS REPERCUSIONES
Este reality show de Televisa y Endemol, reúne a personajes de la farándula que son aislados del mundo exterior durante 10 semanas y compiten para permanecer hasta el final y ganar, uno de ellos, un premio de 4 millones de pesos.
La primera edición, el año pasado, tuvo un gran éxito, principalmente por la participación de Wendy Guevara, influencer trans que atrapó al público con su carisma. Pero esta segunda temporada, que inició el 21 de julio, ha decepcionado a parte de la audiencia por las actitudes de los participantes.
Expertos destacan que el programa ayuda a visibilizar temas sociales antes poco hablados, pero reprueban que no se ha hecho de manera correcta.
«Estamos viendo una colección de opiniones sobre temas que son verdaderamente importantes y eso está llegando a la audiencia», afirma Ayala.
«La audiencia puede tomarlas como algo cierto, entonces ahí estamos con un problema».
Los temas relevantes deben ser abordados con información certera, dice. No se ha hecho así.
«La información errónea puede ser un arma de doble filo», señala Fernanda Mora Carrillo, psicóloga clínica en Ingenium ABP.
«Se habla sobre la salud mental, pero hay conductas u opiniones violentas que pueden desinformar o agrandar el estigma que tanto tratamos de combatir».
Condiciones como la depresión y ansiedad se pueden presentar de distintas formas en cada persona y requieren orientación profesional, dice la psicóloga.
Hay espectadores que alegan que el programa no debería tomarse en serio porque es una actuación con fines de raiting.
«La violencia nunca será justificante de raiting», enfatiza Mora. «La libre expresión termina cuando agredimos a alguien, sea actuado o no».
Esto puede tener repercusiones más fuertes en menores y personas que han vivido violencia.
Aunque este reality ha sido reprobado por algunos televidentes, hay quienes dicen que no consiguen dejar de verlo.
El domingo 11 de agosto se reportaron 35 millones de votos de la audiencia, por lo que Televisa lo calificó como la emisión más vista en plataformas digitales.
«El contenido tiene una envoltura muy atractiva», explica Ayala. «Está muy bien construida en temas que generan atracción».
¿ALGO POSITIVO?
No se trata de cancelar programas como éste, coinciden los expertos. Existe la libertad de ver lo que se desee.
Las audiencias utilizan los contenidos con diferentes fines, dice Ayala: algunos lo hacen para socializar y tener de qué platicar con los demás y otros para aprender cosas de la vida.
El problema es cuando pasa de ser mero entretenimiento a tomarse como una verdad absoluta para formar criterios personales.
«Hay una delgada línea entre el ocio y cuando esto se vuelve parte del juicio», detalla la psicóloga Mora, «cuando se vuelve parte de la percepción que tengo hacia las mujeres o personas con alguna condición mental».
Entonces, ¿cómo se puede disfrutar de este tipo de programas, sin que se vuelva algo negativo y por el contrario, sacarle lo positivo?
«Lo que debes hacer es aprender a negociar con el contenido: tomo las partes que yo considero que puedo analizar», señala Ayala.
«Es decir, si estoy viendo un contenido donde se está denigrando a alguien de alguna manera, filtro eso y lo contrasto con lo que yo pienso sobre el tema».
Para lograrlo es importante tener claro que es un programa que también tiene fines lucrativos y es editado para atrapar a la audiencia.
Ayala destaca como positivo que algunos participantes han visibilizado dificultades de su vida y cómo han salido adelante.