La seguridad de los ciudadanos coahuilenses ha sido prioridad de los gobernantes desde hace ya dos sexenios. (Rubén Moreira sería el precursor) esté será el tercer sexenio en el que la demanda de los coahuilenses sería mantener a sus familias seguras.

El PRI lo ha hecho bien en este rubro. Aún siendo gobiernos donde existe la impunidad (y seguirá existiendo), mantener la seguridad pública ha sido suficiente para que el electorado siga confiando y el “partidazo” los siga gobernado.

Pero;

¿Quién es el encargado hoy de la seguridad?

¿En manos de quién estamos todos los coahuilenses?

Federico Fernández Montañez es un pupilo del ex fiscal Homero Ramos Gloria (al que llama jefe) colaborador muy cercano a Rubén Moreira Valdés.

Curiosamente a su jefe actual el gobernador Manolo Jiménez, Federico Fernández lo llama “Miki” (en referencia al sol de México) lo que denota; un mayor respeto a su jefe anterior, Homero Ramos Gloria que al actual.

“El diablo está en los detalles” dice el refrán.

Se las dejo a su criterio.

Como dato; tampoco hay registro de que Federico Fernández haya aplicado ningún examen de control y confianza, ni antidoping.

Y más aún, por que en los pasillos de los edificios gubernamentales corren muchos rumores respecto a si tiene adicciones; el secretario de seguridad nunca ha salido a desmentirlos, ni a comprobarlo.

¿Como confiar en un Secretario de Seguridad que maquillaba las cifras?

Federico Fernández cuando fue comisionado de Seguridad Pública, ordenaba mover la tipificación de un delito a otro, el robo a casa habitación lo registraba en los formatos como conato de bronca. Los homicidios de primer grado como accidentes e incluso, cambiaba las incidencias en los accidentes por alcohol para en los números, se mostraran resultados diferentes y favorables.

Más mañoso que Maradona y “la mano de dios” resultó ser el que se encarga de la seguridad de los coahuilenses.

Y en cuanto quien se metía más perico, no sabemos: hasta que nos enseñe el antidoping y sus exámenes de control y confianza.

“Un niño con sueños de ser policía”.

No sabemos si Federico Fernández de niño pensó en ser policía. Crecido en un colegio de clase acomodada, pero él. No con la misma solvencia que sus amigos, creció con muchos complejos relacionados con el dinero y la carencia.

Ya de adulto; es conocido como lo que externa: Con los chistes de “no ser rico” y “la pobreza” son el pan de cada día.

Esto trasciende en la actualidad.

Repito. No sabemos si de niño quiso ser policía, pero de adulto se fue convirtiendo en su pasión. La tortura y el abuso en los detenidos eran sus trofeos. No paraba de mostrar a quien pasaba por enfrente “lo rudo” que podía llegar a ser.

Si, en ese famoso celular que se dice que está resguardado y que contiene infinidad de delitos y abusos de parte del comisionado hacia otras personas y que nunca ha salido a la luz pero que muchas personas lo saben. (Todo por un descuido al ser robado).

El secretario es egoísta. Su temple es débil y su carácter ha sido doblado por unas cuantas traiciones. El que se encarga de la seguridad se “pone triste” y enojado porque sus amigos no coinciden con su actuar y él lo siente como traición. Dicen que sin traición no es política, y el Secretario aún no lo sabe.

Lo que denota esta personalidad es lo peligroso que puede llegar a ser una persona con el brazo armado de un estado en su poder. La indiferencia que pude causar este narcisista ante la exposición pública de sus debilidades.

Ser valiente con los débiles y cobarde con los poderosos. Así como lo fue el día que en un bar de la ciudad (siendo comisionado) fue amedrentado por un personaje (ya fallecido) y sus amigos, los cuales por estar ligados a “un capo” causaron la huida y humillación a Federico Fernández.

Esto es un poco de lo que es el actual Secretario de
Seguridad Pública.

Un hombre que ni siquiera los periodistas podemos estar tranquilos con él. Porque no entiende que nuestro trabajo, es ser la voz de los ciudadanos que no tienen voz, de evidenciar a personajes con debilidades humanas y que cuando llegan al poder, su soberbia e historia de vida, no les permite ver que se equivocan como él.

Recordando y analizando:

Así como una vez por sus complejos, y sin contemplar que mi familia y yo estamos protegidos por el mecanismo a protección a periodistas, me quiso chantajear haciéndome creer que él me hacía un favor que por ley tenía derecho. Y que cuando no pudo hacer nada para ganarse mi favor. Después arrojó un cometario ESTÚPIDO diciéndome:

Oye Soto, es que pareces funcionario del Estado y no lo eres.

Como si los funcionarios fueran superiores a los demás. Como si él fuera el único con derecho a tener seguridad para él y para su familia por lo que se dedica. Y no.

El fondo de sus comentarios es por un complejo.

El complejo de tratar de quitarle a los demás lo que ellos tienen, para que solo él pueda tener lo que los demás no y poder nutrir lo único que lo hace sentir mejor y superior a los demás.

Eso es nuestro secretario de seguridad.

Un acomplejado que lleva sus decisiones personales a consecuencias que afectan a la composición social y sus elementos.

¡Que peligroso!

Pero como dice el refrán:

“No confíes en el amor de una puta, ni en la amistad de un policía”.

MTRO. Sergio Soto Azúa