Nos despertamos, vemos el celular ¡ya se nos hizo tarde!, corremos a bañarnos, vestirnos,
ver si el tiempo se detuvo para que pudiéramos desayunar, descubriendo que al contrario,
se nos hizo aun más tarde y solo alcanzaremos a tomar café. Llegas a la oficina, saludas
entre dientes, trabajas pensando en llegar a casa, vez el celular, stalkeas amistades del
pasado pensando en cómo les ha ido y lo mucho que los extrañas pero no tanto para
mandarles un mensaje para saber cómo están mas haya de las pantallas, das uno que otro
“me encanta” alguna publicación, llegas a tu casa, cenas, duermes, se acabó el día.
Un día cuenta con 24 horas, en teoría y según nos enseñaron en la primaria uno debe de
trabajar 8, nos quedan 16, si hacemos caso a lo que recomiendan los médicos dormimos 8
horas, nos quedan otras 8 ¿a que las dedicamos? Claro debemos de considerar traslados
de la casa al trabajo, el preparar la comida, bañarnos, tiempo extra en el trabajo pero
dentro de todo esto ¿y las artes? ¿qué momento del día dedicamos a alimentar nuestra
cultura general?
Nos ha pasado tal vez que vamos a un museo, a una galería o a una exhibición de arte para
recargar la parte cultural de nuestro cerebro o por mero compromiso y nos quedamos
mirando la obra frente a nosotros. A veces miramos fascinados, otras perturbados o
inquietos pensando ¿qué estoy viendo? y perdemos la noción del tiempo; a veces nos
aburrimos y seguimos caminando, a veces no entendemos nada de lo que estamos viendo,
nos quedamos ensimismado, buscando entender de qué se trata la pieza hasta que nos
sentimos incómodos y continuamos.
Lisa F. Smith y Jeffrey K. Smith profesores  de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda,
demostraron que aunque terminemos conmovidos por una obra de arte, no necesitamos
mucho tiempo para saber qué nos gusta: el promedio fue de 27.2 segundos. La mayoría
suele continuar luego de 17, aunque hay personas que se toman hasta 3 minutos en cada
obra. Las ficciones nos enseñan a nombrar nuestras angustias y también encontrar modos
de enfrentar nuestros problemas. Un estudio científico comprobó que leer puede ayudarnos
a ser más empáticos. Esa virtud de la literatura quizás pueda redimirnos.
Por otro lado la población alfabeta de 18 años y más en México, dedica 38 minutos por
sesión continua de lectura, no habiendo gran diferencia entre hombres y mujeres, de
acuerdo con los resultados del levantamiento de febrero de este año del Módulo de Lectura
(MOLEC) informó el INEGI.
Todos los caminos llevan a Roma (y no la de Cuaron), en el 2018 produjeron 184 películas
mexicanas ¿De qué tratan? ¿Quién las hizo? ¿Para qué? ¿Quién las vio y quién las va a
ver?, de las 184 ¿Cuántas viste? ¿En cuantas sale Omar Chaparro?
Cuando vamos camino al trabajo quejándonos del tráfico y vemos esos edificios grises,
¿Disfrutamos de la arquitectura y escultura? ¿Nos hemos puesto a pensar en el trabajo y
esfuerzo de la gente que levantó de la nada grandes edificios?, prendemos la radio y

cambiamos de estación sin encontrar algo que nos guste oir, pero ¿estamos
escuchando?¿queremos escuchar?
Nos damos nuestra escapada a un bar, vemos a gente bailar y los tachamos de locos, de
inadaptados sociales, no son como nosotros que estamos levantando el cuello, moviendo
loa copa y sonriendo para la foto en instagram, olvidando cada vez más la belleza de la
danza. Cuantas veces hemos sido esos que critican y señalan en la pantalla grande que no
deben sacar el celular, no importándonos dejando ciego al de a lado, alguien reaccionó a mi
check in que estoy en el cine ¡tengo que saber ya quién!
El admirar y practicar alguna de las artes nos enriquece, tanto académica como
espiritualmente, démonos un respiro día a día, hagamos de las culturas algo propio, y tu
¿qué arte vas a querer hoy?

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