i esto fuera el comienzo de una película de ciencia ficción, la extraña criatura marina que vino del espacio exterior acabaría con los buzos que se acercan a filmarla. El llamado por los expertos como “unicornio del mar” ha aparecido bajo una isla volcánica de Nueva Zelanda.

Tal y como explica al Washington Post el videógrafo Steve Hathaway, de 48 años, el hallazgo tuvo lugar el pasado 25 de octubre cerca de una pequeña isla a unos 48 kilómetros del punto más al norte de Nueva Zelanda. Con ello ponía fin a una búsqueda que ha durado más de una década:

Siempre quise ver uno. Estaba más que emocionado. Esto es como encontrar algo con lo que has soñado durante tantos años. Yo y mi amigo Andrew Buttle estábamos filmando imágenes bajo el agua para un video promocional sobre la Isla Blanca de Nueva Zelanda cuando nos encontramos con la criatura marina.

Ese animal misterioso se llama pirosoma, en realidad un conjunto de miles de zooides unidos. ¿Y qué es un zooide? Bajo este término se hace referencia a un solo animal que es parte de una comunidad colonial funcionando como un organismo. Este estilo de vida ha sido adoptado por animales de taxones independientes no relacionados. Son multicelulares y su estructura es similar a la de otros animales solitarios.

Es tan especial que los rasgos misteriosos del pirosoma y su brillo bioluminiscente han hecho que algunos científicos los llamen “los extraños unicornios del mar”, algo así “como una boa de plumas exquisitamente suave”, cuentan los expertos.

Aunque a menudo se los describe como criaturas parecidas a los gusanos, los pirosomas en realidad están más estrechamente relacionados con los humanos. Algunos de los primeros informes de esta criatura provinieron de marineros en el siglo XIX que notaron su brillo mientras navegaban. Según ha explicado Hathaway:

Nunca me había encontrado con un pirosoma de ningún tamaño hasta ese momento. He estado mucho bajo el agua y he visto muchos animales. Sé que la naturaleza no espera a nadie, y no podía dejar pasar esta oportunidad. Cuando me día cuenta de que estaba en el fondo del océano debajo de dónde me encontraba, no lo dudé.

El experto también ha contado que la primavera en la isla suele traer una gran cantidad de fitoplancton del que se alimentan los pirosomas, posiblemente la razón por la que se encontró con uno.

Según Linsey Sala, científica de la Institución Scripps de Oceanografía en California:

Si bien no todos los pirosomas son del tamaño del que encontró Hathaway, algunos encontrados cerca de Nueva Zelanda y Australia pueden crecer bastante, en algunos casos hasta 13 a 18 metros de largo. Los pirosomas están compuestos por miles de seres más pequeños, los zooides, quienes ayudan a los pirosomas a alimentarse y navegar por el océano a través de la propulsión a chorro.

Lo cierto es que es extraordinario y emocionante encontrarse con una colonia de pirosomas de ese tamaño”, finaliza la investigadora.

Fuente: es.gizmodo.com

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