A comienzos de este año, traté el tema de la plasticidad cerebral en niños, un tema realmente apasionante que permite a los neonatos desarrollar todas sus capacidades sensoriales y cognitivas a medida que crecen, incluso a pesar de sufrir daños cerebrales terribles por ictus durante el nacimiento.

Bien, pues hoy he vuelto a leer sobre una temática parecida, aunque en este caso hablamos de un niño de 7 años que sufría terribles convulsiones epilépticas para las que los doctores no encontraban cura, lo cual les llevó a tomar una decisión drástica y aún así exitosa: practicarle una lobotomía en la que le extrajeron un tercio del hemisferio cerebral derecho.

En concreto, tal y como puedo leer en Science Alert, los doctores le extirparon a U.D. (así es como se conoce al paciente) el lóbulo temporal posterior y el lóbulo occipital derecho, áreas cerebrales con una importancia funcional crítica en aspectos como la visión o el procesamiento del habla.

El pequeño U.D., no solo ha logrado acabar con sus terribles ataques convulsivos, sino que la parte del cerebro que los cirujanos han dejado intacta, ha conseguido compensar las funciones de las áreas extirpadas. Hay que decir que esta clase de intervención tan extrema solo se considera en casos intratables de epilepsia, la cual afecta a menos de un 10% de los pacientes.

Tras la operación, los investigadores han venido estudiando al niño mediante resonancias magnéticas durante al menos tres años. Lo primero que descubrieron es que a causa de la lobotomía U.D. no podía ver con su lado izquierdo, aún así su hemisferio cerebral izquierdo compensó a las partes extirpadas en tareas visuales tales como el reconocimiento de caras y objetos.

En palabras de Marlene Behrmann, neurocientífica de la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, Pensilvania, EE.UU.) y líder del equipo responsable de este trabajo de investigación: “el único déficit que presenta es que no puede ver el campo completo de visualización. Cuando mira hacia delante, la información visual que debería captar su lado izquierdo no es procesada, pero puede compensar esta carencia girando la cabeza o moviendo sus ojos”.

Y añade: “además, al hacer un seguimiento de los cambios en el cerebro de U.D. a medida que se desarrollaba, pudimos observar qué partes del cerebro permanecían estables y cuáles se reorganizaban con el paso del tiempo. Esto nos ha aportado un conocimiento valioso sobre el modo en que el cerebro puede reasignar las funciones visuales en el córtex”.

Además de la pérdida de visión, los investigadores afirman que la sexta parte del total del cerebro de U.D. que le ha sido extirpada no parece haber afectado demasiado al día a día de este paciente. Tanto antes como después de la cirugía, este chico tenía un cociente intelectual por encima de la media, y sus habilidades tanto visuales como del lenguaje parecen estar acorde con la media para su edad.

Para evaluar si sus habilidades cognitivas están por encima o por debajo de la media, los investigadores han comparado los resultados de sus escáneres cerebrales con otros efectuados a niños de 11 años que conservaban sus cerebros intactos.

El trabajo del equipo de Marlene Behrmann acaba de publicarse en Cell Reports.

Fuente: Yahoo

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