Al hablar de las “maravillas desconocidas” de México, inmediatamente pensamos en
atractivo naturales. Y, en efecto, existen muchos de esos prodigios en nuestro país,
algunos muy conocidos (el Cañón del Sumidero en Chiapas, las Barrancas del Cobre en
Chihuahua, las pozas de Cuatrociénegas en Coahuila, las zonas arqueológicas del Sureste
mexicano), y otros cercanos al anonimato: el Santuario de Luciérnagas, en Tlaxcala; el
Desierto de Altar, en Sonora; y los prismas basálticos de Santa María Regla, en Hidalgo.
Pero no todo es turismo. También tenemos instituciones maravillosas por sus
aportaciones a México y al mundo entero. Una de ellas es el Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), ubicado en Texcoco, a unos cuantos kilómetros
de donde se construye el nuevo aeropuerto.
Es uno de los lugares más importantes para la supervivencia de la humanidad. Literal, sin
exagerar. Ahí se desarrollaron, hace algunas décadas, variedades robustas de maíz y trigo
resistentes a la sequía, que permitieron a cientos de millones de habitantes de varios
países africanos y asiáticos sobrevivir a la hambruna que durante muchos años los azotó.
Fundado a mediados del siglo XX por investigadores de la talla del Dr. Norman Borlaug,
Premio Nobel de la Paz en 1970 por sus aportaciones a la agricultura moderna, el CIMMYT
cuenta con instalaciones en otras latitudes del planeta y recibe aportaciones del gobierno
federal, a través de Sagarpa, las fundaciones Slim, Rockefeller y Bill y Melinda Gates, y de
otros gobiernos, como los de EUA, Canadá y Reino Unido.
Hace unos días tuve oportunidad de visitar sus impresionantes instalaciones. En una
inmensa bóveda, a 5 grados bajo cero, se conserva la colección de trigo más grande del
planeta, unas 130,000 muestras. Es también uno de los bancos de germoplasma de maíz
más importantes del orbe: 27,000 muestras de semilla, que se han ido mejorando desde
que la agricultura domesticó a nuestros ancestros. Más del 70% del trigo y del 50% del
maíz cultivado en los países en desarrollo tiene su ADN en el CIMMYT. ¡De ese tamaño!
El Centro comparte gratuitamente sus semillas al mundo entero, a través de miles de
envíos periódicos. Es de los principales proveedores del “Arca de Noé” alimentaria,
bóveda subterránea de semillas localizada en el Polo Norte, construida por el gobierno
noruego para garantizar la sobrevivencia en caso desastres naturales o bélicos. Su director
general, Martin Kropff, comentó, medio en broma: “Los amigos de DHL deberían estar
muy contentos por el negocio que les damos y por el bien que le hacen a la humanidad”.
México no es solo sede de reconocidos atractivos naturales, sino también de instituciones
maravillosas creadas por el hombre, operadas principalmente por mexicanos, que nos
enorgullecen y colocan a la vanguardia del mundo. Conocerlas y cuidarlas es tarea de
todos.






