El papa Francisco aceptó la renuncia de otros dos obispos chilenos. Ya suman cinco los renunciados, acusados de encubrir o ignorar los abusos sexuales a menores durante muchos años en el país.

Chile se está quedando sin obispos. En medio de uno de los escándalos más graves en el seno de la Iglesia Católica en ese país por los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y la falta de eficiencia de la jerarquía chilena para abordarlos, el papa Francisco decidió tomar cartas en el asunto.

El pasado 18 de mayo,  31 obispos chilenos fueron citados por Francisco en El Vaticano en donde revisaron los casos. Después la conferencia episcopal chilena en bloque renunció ante el Pontífice. Algo inédito en la historia de una conferencia episcopal de un país.

Tras un devastador informe que al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, el hombre que más ha investigado el tema de abusos sexuales en la Iglesia, le presentó al Papa, éste tomó acciones. Acusó habría acusado a los obispos chilenos de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.

Francisco dijo que los obispos eran colectivamente responsables de los “graves defectos” en el manejo de los casos de abusos y de la consiguiente pérdida de credibilidad de la Iglesia católica. Y ahí comenzó la purga al interior de la institución en Chile.

Tres de las víctimas, James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz fueron los que desataron la tormenta. Ellos interpusieron una denuncia por abusos sexuales contra el sacerdote Fernando Karadima. Ellos y otras víctimas se reunieron con Francisco, quien les prometió tomar cartas en el asunto. Y lo hizo.

Este jueves, otros dos obispos se unieron a los renunciados. El papa aceptó la renuncia de otros dos obispos chilenos, que ya suman cinco, dando así continuidad a las sanciones de la jerarquía de la Iglesia chilena acusada de encubrir o ignorar los abusos sexuales de menores.

La Santa Sede anunció en un comunicado la dimisión del obispo de Rancagua, Alejandro Goic Karmelid, de 78 años, así como del obispo de Talca, Horacio del Carmen Valenzuela Abarca, de 64.

Todo el episcopado chileno había presentado conjuntamente su dimisión el 18 de mayo tras una serie de encuentros con el papa Francisco en el Vaticano, un paso inédito en la historia reciente de la Iglesia católica.

El papa Francisco aceptó recientemente la renuncia de tres obispos chilenos, el controvertido Juan Barros, al que había defendido durante su viaje en enero a Chile, y dos obispos de más de 75 años que alcanzaban la edad para retirarse.

Barros está acusado de encubrir los abusos sexuales reiterados del influyente sacerdote Fernando Karadima, condenado en 2011 por el Vaticano a una «vida de oración y penitencia» luego de que la justicia local declarara prescritos los cargos por abuso sexual.

En abril, el Papa recibió a tres víctimas de Karadima a quienes pidió perdón.

Fuente: elespectador.com

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