Más antigua de lo que parece
La pizza es una de las comidas más populares del mundo: todos los días consumida por millones de personas es considerada uno de los platos típicos de la cocina italiana, aunque, según afirman los investigadores, los panes planos preparados con aceite de oliva, ajo y condimentos existían ya en la Antigua Grecia y llegaron a Roma más o menos 500 años antes del nacimiento de Cristo. Margarita, cuatro quesos, caprichosa, napolitana, hawaiana o pepperoni: sus ingredientes difieren entre sí, por lo cual podríamos pensar que solamente hay una forma de preparar la base que los une…

Esto, sin embargo, no es cierto. A pesar de que las pizzas meramente italianas destacan por su masa fina y crujiente, a lo largo de los años en distintas partes del planeta la gente ha ido experimentando con sus componentes y grosor. Lo que queremos proponerte a continuación, es una receta muy fácil para preparar una base que una todas las características que tanto nos encantan en esta exitosa comida italiana. ¿Quieres saber cómo hacer una pizza no demasiado gruesa, suave y crujiente a la vez? Si te interesan los detalles, ¡sigue leyendo!







