Miles de personas salieron hoy a las calles de Moscú para protestar contra el plan de renovación de vivienda ordenado por el presidente ruso, Vladimir Putin, que contempla el derribo de miles de edificios de apartamentos de la época soviética.
Los manifestantes, que consideran que el plan presenta numerosas deficiencias, portaban pancartas en las que se leía “contra la renovación, contra la deportación», «no a la demolición», «mi casa es mi fortaleza» o «defendamos la propiedad privada».
La Policía moscovita estimó en unas cinco mil personas el número de participantes en la protesta, mientras la prensa calculó en 20 mil los manifestantes y los organizadores en 30 mil.
El proyecto de renovación tiene como objetivo demoler unos cuatro mil 500 edificios, construidos entre 1950 y 1980, para reemplazarlos con modernos bloques de apartamentos, con el fin de ofrecer mejores condiciones a los propietarios de casas en mal estado y optimizar el aprovechamiento del territorio urbano.
Sin embargo, el plan ha provocado mucha preocupación entre los habitantes de la capital, pues algunos temen tener que trasladare a otro lugar, mientras que a otros les preocupa una posible pérdida de valor de su propiedad o simplemente no ven la necesidad de mudarse.
Muchos de los manifestantes moscovitas consideran que el plan, que fue aprobado en primera lectura en abril pasado, viola el derecho a la propiedad y temen que el Estado les engañe, como ocurrió con la fraudulenta privatización postsoviética, según la agencia rusa de noticias Itar-Tass.
El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, con el apoyo de gobierno de Putin, busca reemplazar los edificios de poco pisos de la era soviética por otros más altos que puedan alojar a muchas más familias, con plazas de estacionamiento y escuelas, sin que los nuevos inquilinos tengan que pagar un solo rublo.
