
¿Voy bien, Camilo?
“…Porque estás vivo soldado,
por la patria siempre en vela,
porque estás vivo en la escuela,
En la tierra y el arado,
vivo tu rostro de miel,
en la estrella solitaria,
vivo en la reforma agraria,
Y en en el sueño de Fidel…”
Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, antigua provincia cubana de Oriente. Su padre, Ángel Castro Argíz, hijo de campesinos pobres de Galicia, era terrateniente y colono cañero. Su madre, Lina Ruz González, provenía de una familia campesina de la provincia de Pinar del Río.
Aprendió a leer y escribir en la escuela pública rural de Birán y continuó la enseñanza primaria en los colegios católicos privados de La Salle y Dolores, en la ciudad de Santiago de Cuba. Inició los estudios de Bachillerato en el propio Colegio de Dolores y los concluyó en el Colegio de Belén, de la Compañía de Jesús, en La Habana, donde se graduó como Bachiller en Letras en junio de 1945.
En septiembre de 1945 matriculó en las carreras de Derecho y de Ciencias Sociales y Derecho Diplomático en la Universidad de la Habana. Allí se vinculó de inmediato a las luchas políticas en el seno del estudiantado universitario y ocupó diferentes cargos en la Federación Estudiantil Universitaria. Fue miembro destacado de diversas organizaciones estudiantiles progresistas y antimperialistas como el Comité Pro-Independencia de Puerto Rico, el Comité 30 de Septiembre —del que fue fundador— y el Comité Pro-Democracia Dominicana, en el que ocupó la presidencia.
A lo largo de los años de la Revolución impulsó y dirigió la lucha del pueblo cubano por la consolidación del proceso revolucionario, su avance hacia el socialismo, la unidad de las fuerzas revolucionarias y de todo el pueblo, las transformaciones económicas y sociales del país, el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la cultura y la ciencia, la defensa, el enfrentamiento de las agresiones externas, la conducción de una activa política exterior de principios, las acciones de solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia y el progreso y la profundización de la conciencia revolucionaria, internacionalista y comunista del pueblo.
La vida de Fidel no puede reducirse a unas pocas líneas. Su vínculo permanente e indisoluble con el pueblo, su brillante oratoria, su magisterio constante, en fin su entrega sin límites a la causa de la Revolución han dejado una huella imborrable en el pueblo cubano y han servido de inspiración para millones de hombres y mujeres de todos los continentes.
Y seguramente en la eternidad, el Comandante, preguntará: “¿Voy bien, Camilo?”.
CÉSAR FELIPE DE LA ROSA
@cesaritodurondr






