El partido Morena es una realidad hoy gracias al trabajo político de muchos hombres y mujeres que giran en torno a Andrés Manuel López Obrador. Su liderazgo es notorio y es evidente que la toma de las principales decisiones que se llevan a cabo en el partido son suyas. Esta forma de dominio y centralización del control que ejerce fue refrendada con la designación “de su hijo Andrés Manuel López Beltrán para que promueva y arme la estructura electoral de dicho partido en la Ciudad de México de cara a los comicios de 2018, en los que se elegirá al próximo Jefe de Gobierno.” (La Razón, 7 de septiembre de 2016)
El “junior” se encargará de integrar y organizar a 5 mil 539 “voluntarios” para que representen, en las elecciones de 2018, en cada sección electoral de la Ciudad de México a Morena y, aunque el dirigente formal del partido en la capital del país, es Martí Batres, se informó que no intervendrá en los trabajos de integración de ésta estructura orgánica.
La designación de López Beltrán pone en evidencia el “centralismo” en la toma de decisiones en Morena y deja ver que continúa el declive de Martí Batres, ahora marginado, quien acompaña al líder del partido desde que fuera Jefe de Gobierno y se desempeñó como secretario de Desarrollo Social, siendo un enclave importante y estratégico de López Obrador, en el gobierno de Marcelo Ebrard, lo que le permitió mantener y consolidar sus redes políticas e influencia entre los sectores populares, sobre todo de las delegaciones donde habitan grupos marginados.
La estructura que organizará López Beltrán le rendirá cuentas directamente a él y tendrá como objetivo “organizar a Morena rumbo a las elecciones para el proceso electoral de 2018, para que tengamos una estructura, para no estar armando estas estructuras sobre las rodillas.“
La determinación indica que Morena ya está trabajando en la Ciudad de México, con las elecciones federales y locales en la mira, de cara al proceso electoral de 2018 y que ésta “plaza” importante plaza para el “caudillo” no se la confía a Martí Batres a quien reconoce como un potencial o real rival al interior de Morena.
Cuando en noviembre de 2013 Andrés Manuel López Obrador fue afectado por un infarto que lo mando al hospital, encargó a su hijo dirigir el partido y lo hizo responsable de organizar un cerco en contra de la Reforma Energética en el Senado, ocasión en la que también fue marginado Martí Batres.
A partir de la conferencia de prensa en la que López Beltrán informó sobre la salud de su padre y se hizo cargo de las movilizaciones que llevaba a cabo Morena en contra de la Reforma Energética, en opinión de algunos observadores, se convirtió en el sucesor “heredero” al frente del partido.
En el proceso electoral federal de 2012 Andrés Manuel López Beltrán, Andy para sus amigos, tuvo a su cargo la organización de la estructura electoral y de la defensa del voto, en 2015 fue coordinador de campaña en Guerrero.
En definitiva Andrés Manuel “junior” es un militante de Morena, tiene interés por la política y es el mismo ha sido señalado en algunos medios como una persona que “gusta de la ropa exclusiva: entre sus amigos se comenta lo bien que se viste y lo cara que resulta su ropa: camisa Salvatore Ferragamo, Hugo Boss, Burberry, etcetera, que podían observarse en sus 87 fotos en distintos antros, antes de que cerrrara su Facebook. A “Andresito junior” o “popis” como lo llaman sus amigos le encantan los yates y viajar a Nueva York”. (Estela Livera, La Carpa.com.mx)
Los resultados electorales de 2015 posicionaron al partido de Andrés Manuel López Obrador como el que domina en la capital del país, desplazando al PRD, en algunas delegaciones y en la Asamblea Legislativa, donde tiene 20 diputados contra 17 del PRD. Lo que implica la importancia estratégica que para el ya “candidato” tiene la capital del país, pero también la formación de su hijo a quien perfila para que “escale” y domine al interior del Partido y para ello le está “despejando” el camino, marginando a personajes como Martí Batres, que ahora entenderá que para acceder al poder se necesita un padrino y que dura hasta que se acaba.
El futuro de Andrés Manuel López Beltrán en la política está empezando y le pasa como a muchos “juniors” de todos los tiempos y lugares, que no sería nadie sin la ayuda de sus padre, quien por lo pronto ya le deja en el camino adversarios y resentidos con los que tendrá que competir, cuando el mesías ya no esté.
El episodio refleja la vigencia del “nepotismo” en un ambiente en el que el discurso político de quien encabeza y domina en el partido Morena es de denuncia de la corrupción, cuando él no rinde cuentas con transparencia ni suficiencia y cuando demanda la vigencia de una democracia que no practica en su propia organización, como lo demuestra la designación de Andy. La esperanza de México.
