¡No se equivoquen señores del gobierno!
la sabiduría del pueblo
es pulcra y sagaz:
sabe quién es quién en este país.
Conoce de qué materia están hechos los políticos.
Observa que atrás de las cámaras
son esclavos de sus ambiciones,
de su mezquindad y megalomanía insoportable.
Sus aires de divos los exhibe como maniquís,
faltos de raciocinio,
inertes y carentes de sentimientos.
Su fama crece por sus perversidades,
no por sus virtudes.
Por ser protectores de los que fabrican mentiras
y ser cómplices de militares y policías
que trabajan para la mafia.
Dejan crecer al poder criminal
para multiplicar sus ganancias
con más muertos en las calles.
16 MIL MUERTOS EN GUERRERO: 2005-2015
Resumen del informe “Pueblo Indignado. Resistir con el corazón por delante” del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, edición propia, 250 pp.
El documento que debería ser difundido masivamente, consta de varios capítulos de lo que puede considerarse la peor década para el pueblo de Guerrero, de 2005 a 2015, y corriendo aún por los actuales grupos políticos.
En Guerrero, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP), se puede observar, que durante la guerra protagonizada por el narcotráfico y por las fuerzas de seguridad del Estado, dejó un saldo de 16 mil 359 víctimas en un período que va del 2005 al 2015. En el 2005 el INEGI registró 589 homicidios en el estado, sin embargo, para el 2012, año en que la violencia nos desquició, el INEGI reportó 2,348 homicidios, es decir, que el número de los homicidios aumentaron en un 398%.
La información más reciente del SENSP nos muestra a un Guerrero más violento; durante el primer semestre de 2016 se registraron 1,052 homicidios dolosos colocándonos en el doloroso primer lugar nacional, después del Estado de México cuya cifra fue de 1,031. En el 2015 fueron 943 casos en el mismo período, haciendo una diferencia de 109 asesinatos menos, que en términos comparativos representa un incremento del 11.5% para el primer semestre del 2016.
El pasado fin de semana, en La Jornada, el director de esta importante ONG de La Montana de Guerrero, Abel Barrera, publicó:
“El silencio de los pueblos de la Tierra Caliente de Guerrero está marcado por el terror impuesto por las organizaciones delincuenciales. Nadie se atreve a romper las cadenas del oprobio. Las mismas autoridades municipales no sólo han sucumbido ante el crimen organizado, también son víctimas de sus pactos y complicidades inconfesables. Las principales plazas se disputan dentro de las mismas zonas turísticas con cuernos de chivo. Acapulco, Chilpancingo, Iguala, Taxco, Zihuatanejo, Chilapa y Ciudad Altamirano son ciudades copadas por el narco. La clase política guerrerense consintió esta alianza pérfida que ha colapsado a las instituciones de seguridad y justicia.”
Y abunda: “El saldo trágico de este primer semestre, con el debut del gobierno de Héctor Astudillo, fue de mil 52 asesinatos, la mayoría con armas de fuego. En junio el secretariado ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública (SESNSP) registró 206 muertes violentas, es decir, 6.8 asesinatos diarios. Acapulco cerró con 77 homicidios dolosos, 37.8 por ciento. Los 129 casos restantes se consumaron en 27 municipios. Chilpancingo reportó 33 asesinatos; Iguala, 22; Chilapa, 15, y Zihuatanejo, nueve”.
“La mayoría de los hechos violentos de Acapulco se focalizan en colonias pobres como Renacimiento y Emiliano Zapata, la contracara de Punta Diamante. El inframundo de los desplazados, donde las familias sobreviven del ambulantaje y la población joven es clientela cautiva de las bandas del crimen, que los contrata para el cobro del pisaje entre los pequeños comerciantes y los requiere como halcones o sicarios para defender a sangre y fuego los narconegocios”.
El informe del Tlachinollan es contundente:
“Quienes realmente conocen la región y son parte de los actores locales que imponen su ley y tienen el control de los diversos giros de la economía regional son las bandas del crimen. Son las que deciden a quien matar y secuestrar, las que determinan las cuotas que cada persona tiene que pagar, las que dictan las órdenes a los pobladores y se apoderan de los bienes de las familias y de las mismas comunidades. Entran con violencia a los poblados para expulsar a los grupos rivales. Mantienen cercadas ciertas zonas que están en disputa por el trasiego de la droga y la población queda a merced de la delincuencia. Sus movimientos están restringidos al ámbito comunitario y se supeditan a los dictados de los jefes de las bandas”.
Entre 2005 y 2015, tres fueron los gobernadores emanados de las filas del PRD: Zeferino Torreblanca (2005-2011), Ángel Heladio Aguirre Rivero (2011-2014) y Rogelio Ortega Martínez (2014-2015). Pero faltan muchos alcaldes perredistas y de otros partidos, de Acapulco, la Tierra Caliente, Zona Norte y Costa Grande que han dejado una estela de sangre a su paso por los pactos oscuros que han tenido con el crimen organizado.
El pasado sábado, 20 de agosto, el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan presentó este “Pueblo indignado. Resistir con el corazón por delante”, testimonio de la resistencia del pueblo indoblegable que mantiene viva la memoria de los crímenes del pasado hasta la demanda de verdad y justicia por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Vale la pena echar un vistazo al legado maldito de los diez años en Guerrero y las razones de por qué no se han podido encontrar ni paz ni justicia ni tranquilidad para un pueblo traicionado por sus gobernantes.






