Por Ashlei Espinoza Rodríguez
San Juan de Ulúa, Ver., 12 Jun (Notimex).- El pasado ronda en los pasillos del fuerte de San Juan de Ulúa, recinto instalado en medio del mar que alberga anécdotas de importantes personajes y momentos emblemáticos de la historia de México.
Al caminar por los húmedos pasillos de este lugar, ubicado frente al puerto de Veracruz, se puede sentir la presencia de un pasado agitado que se niega a desaparecer y de un presente que atesora la llegada del siguiente suceso.
Conocido popularmente como prisión, este espacio construido hace más de 480 años debe sus innumerables historias a que también ha fungido como presidio, casa presidencial, arsenal y museo.
En entrevista con Notimex, Araceli Jiménez Velázquez, guía de turistas del lugar, explicó que este recinto construido en 1535 por órdenes del primer Virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, fue diseñado por 64 arquitectos en los 250 años que duró su construcción y erigido en 48 mil metros cuadrados por esclavos africanos.
El lugar seleccionado para su edificación fue el islote ubicado frente al puerto comercial de la denominada “Villa Rica de la Veracruz”, esto para servir como primer punto de ataque para defender de piratas y ejércitos extranjeros a la costa.
Además, este peñasco brindó seguridad adicional a la fortaleza debido a los sistemas arrecifales que lo rodean, lo que propiciaba que cualquier embarcación que no conociera la ruta de navegación, encallara.
Personajes históricos como Benito Juárez, Porfirio Díaz, Venustiano Carranza, Antonio López de Santa Anna, los hermanos Flores Magón y el popular Chucho “el roto”, son algunos de los personajes que han formado parte de las anécdotas que encierra este espacio.
En la actualidad cuando las personas escuchan hablar de San Juan de Ulúa, lo relacionan directamente como prisión.
“Efectivamente, fue primero presidio para militares y después prisión desde la época colonial hasta 1916 y fue una de las cárceles más crueles de aquel tiempo” aseveró Jiménez Velázquez.
En los pasillos del área de polvorín que fue habilitada para albergar 11 espacios de reclusión, aún hoy se puede sentir la angustia y hasta cierto punto la presencia de los presos que habitaron este lugar.
“Fue una de las prisiones más terribles porque las condiciones de vida eran espantosas debido a la fuerte humedad y el calor que emanaba de ella. En esta cárcel se alcanzaban temperaturas térmica de hasta 60 grados centígrados”, destacó Jiménez Velázquez.
Señaló que la humedad que aún se siente al ingresar a este espacio del fuerte, misma que es fruto de los corales con que fue construido todo el recinto.
“El espacio esta forjado con una mezcla de argamasa que estaba hecha con agua, arena, conchas y aglutinantes naturales como baba de cactáceas y algunos huevos de aves, de ahí la humedad”, apuntó.
Uno de los personajes más conocidos que estuvo cautivo en este lugar fue Chucho “el roto” un carpintero de la Ciudad de México que se enamoró de Matilde de Frizac, una joven acaudalada.
En ese entonces, la clase humilde y la clase alta no podían tener ningún vínculo emocional, por lo que la relación de Matilde y Chucho era mal vista por el tío de la joven, Diego de Frizac.
“En una de sus escapadas Matilde se embaraza y su tío para guardar las apariencias pues la manda a Europa. Se comenta que regresa a la Ciudad de México pero regresa con una niña en brazos y a Chucho si le cuadraron las cosas”.
“Entonces, continuó, ella le confiesa que es su hija pero que no puede acercarse por su tío, entonces decide robarla y eso le cuesta que Don Diego ordene mandarlo a esta prisión, de la cual se dice logro escapar y huir con Matilde a Europa” explica.
En esta prisión, además, estuvieron recluidos importantes protagonistas de la revolución mexicana como Porfirio Díaz y los hermanos Flores Magón.
Testigo activo de batallas que le dan la denominación al puerto de Veracruz de cuatro veces heroico, en el fuerte también se libraron combates famosos entre los que se encuentra la primera intervención francesa conocida como la Guerra de los Pasteles en 1838.
De acuerdo a la página web del Portal Académico del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta batalla debe su nombre a la situación donde varios comerciantes franceses exigieron al gobierno mexicano una fuerte compensación económica por diversos daños materiales que habrían sufrido sus comercios.
Entre estos locatarios se encontraba un restaurantero francés que exigía 70 mil pesos como indemnización al pago que oficiales de Santa Anna, habían declinado pagar años antes por el consumo de unos pasteles.
Sin embargo, las autoridades mexicanas se negaron a pagar las supuestas deudas por lo que el ejército francés arribó al puerto.
Asimismo, en el lugar se vivieron las dos invasiones estadunidenses en 1847 y 1914, donde en la primera el general Antonio López de Santa Anna perdió una pierna; de igual manera, en 1825 los veracruzanos defendieron su territorio ante el arribo de los españoles.
En las cuatro batallas, señala Jiménez Velázquez, “va a ser tomado el fuerte porque éramos el primer puerto de México y la manera de impactar al país pues era tomando su puerto y su fortaleza”.
Por otra parte, en los periodos de gobierno de Benito Juárez (1858-1872) y Venustiano Carranza (1917-1920), el espacio fue utilizado como casa presidencial. En esta época, que abarca mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, el fuerte y Veracruz fueron testigos del nacimiento de las Leyes de Reforma.
Fue en este recinto donde el 10 de octubre de 1860 se hace la primera acta de nacimiento en todo México con Jerónima Francisca Juárez Maza, hija de Benito Juárez, así como la ley de matrimonio civil.
Años más tarde, en 1915 por cuestiones de seguridad, Venustiano Carranza se instala aquí después de haber promulgado la Ley Agraria la cual, de acuerdo a la página web del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tenía como objetivo la distribución de propiedades mediante el expolio de haciendas.
Además, durante este periodo Carranza promulgo la Ley de Divorcio y el 2 de julio de 1915 emite un decreto para que se cierre de manera definitiva la cárcel de Ulúa.
Por lo que el fuerte deja de ser cárcel el 22 de mayo de 1916 “es entonces que se convierte única y exclusivamente en arsenal nacional que es una de las penúltimas funciones que tiene este sitio”, mencionó Jiménez Velázquez.
Para diciembre de 1961 Adolfo López Mateos hace que el arsenal quede a un costado del lugar y proyecta que el fuerte quede como Museo resguardado por el INAH el cual es el que se encarga actualmente de darle mantenimiento y restauración a todo el sitio.
Lo que fuera un reducto donde se desarrollaron sucesos trascendentales en la vida de México, hoy en día sigue siendo testigo de miles de historias que los visitantes a este recinto, se encargan de forjar.
Su horario de visita es de martes a domingo de 9:00 a 16:30 horas, donde además de apreciar la fortaleza, los visitantes podrán ingresar a la que fuera casa presidencial, para apreciar exposiciones permanentes y temporales relacionadas con temas náuticos, históricos y culturales de México.