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El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Miguel de Cervantes
Cuando quiero poner a las personas nerviosas, les pregunto sobre lo último que leyeron por gusto. Algunos se excusan diciendo con que no tienen tiempo libre, claro que es más rápido y ocupa menos inversión de tiempo revisar Facebook que hojear un libro, otros mencionan que no encuentran actualmente un libro que les guste, me imagino que  esa respuesta  hace que García Márquez, Sáde, Novo, Monsiváis entre otros se retuerzan del dolor en su tumba, tantas obras literarias entregadas al mundo literario  para no ser atractiva a las nuevas generaciones de posibles lectores, pero eso sí sus frases en Facebook dan un toque “chick” al muro.
Por otro lado buscamos dar a las personas una etiqueta en base a sus acciones, por ejemplo  cuando vemos a alguien  con un libro de manera inmediata la creemos intelectual, al momento de revisar lo que leen hacemos más profunda esa etiqueta, si es algo en otro idioma o algo poco comercial es un “cerebrito”, sí lee algo de “moda” es más bien algo hípster, si lee algo similar a Anne Rice (antes de cambiar de religión), Stephen King para ser considerado un amante del terror, sangre y misterio y si no lee o no sabe mencionar tres libros con sus respectivo autores lo consideramos un analfabeta.
En una ocasión en una librería una madre le negó comprarle un nuevo libro a su hija porque la obra elegida por la niña tenía pocos dibujos, tal vez la señora tiene planeado hacer de su hija una crítica de la pintura y prefiere que desde su joven edad se acostumbre a ser más visual, creyendo tal vez que las letras no le servirían para su prometedor futuro aunque tal vez se le pase que una de las ventajas de la lectura es el desarrollo creativo y de análisis.
El Consejo de la Comunicación impulsa una campaña en la que se promueve la lectura que podemos ver en panorámicos, autobuses y spots radiofónicos, podemos escuchar a algunos famosos y comunicadores decir lo bueno que es leer, que ellos lo hacen y que sería favorable que nosotros lo hiciéramos mínimo unos veinte minutos al día, ¿Qué buena es la iniciativa privada haciendo este tipo de actividades?
Claro está que uno se preocupa cuando los sobrinos e hijos en lugar de tomar un clásico de la lectura como una obra de Cervantes o Dumas toman Crepúsculo o 50 sombras de Grey pero ese libro puede ser la puerta para elegir uno de mayor complejidad y así entrar a un hábito que podría durar parte de su vida. Se critica aquellas películas que se basan en libros al ser lo segundo en lo mayorías de los casos mejor que la cinta cinematográfica no viendo que esto en ocasiones es la invitación a captar un nuevo lector, como lo fue en el caso del mundo de Harry Potter que la venta de los escritos de J.K Rowling se dispararon después de exhibir la primera película.

  No olvidemos que aparentemente olvidada lectura no sólo proporciona información, sino que también forma, educa, un chiquillo con el hábito de la lectura se va preparado para aprender por si mismo durante la su vida y resolver los diferentes problemas académicos y personales que se le presenten, los libros son armas en contra de la ignorancia y el analfabetismo.
Esperemos no esté lejos el día que los libros dejen de ser temidos y vistos como cosas del otro mundo y sea nuestro país uno de los principales consumidores de obras literarias, que en las casas exista más libros que películas piratas, que leer en impreso o digital sea más común que leer las películas en subtítulos, que al preguntar sobre lo último que hemos leído se nos confunda el apellido entre tantos autores dentro de nuestro acervo cultural.