Estimado Humberto:
Aunque nos hayan presentado un par de veces, me queda claro que no somos amigos y que apenas y nos conocemos.
Y aunque no soy coahuilense sé —por voz de muchos paisanos tuyos— que gobernaste muy bien. Y aunque hayas sido presidente del PRI nacional, jamás te vi por aquí.
El motivo de escribirte mi carta semanal es para expresarte mi alegría por tu libertad en Barcelona.
Una enorme alegría porque además de que demostraste tu inocencia…eres mexicano.
Para mis lectores que no conocen el caso, les daré un pequeño resumen: En esencia fuiste acusado por un fiscal de Barcelona por blanqueo y lavado de dinero.
¿En qué se basó este fiscal? En que cambiaste 200 mil euros en los bancos españoles para vivir allá. Y que además contaba con pruebas de que tenías relaciones con Los Zetas.
En resumen, ese estúpido fiscal dijo que eras un gángster parecido a Al Capone. Total, después de tantos dimes y diretes, te meten a la cárcel unos siete días y, al final de la historia, la semana pasada saliste en libertad.
El juez declaró que el fiscal no presentó ninguna prueba contundente para encarcelarte. Y que en cambio tú sí las presentaste para liberarte. Inclusive checaron en México si tus pruebas eran sustentadas y comprobaron que sí lo eran.
Fin de la historia…
Ya estás libre y en paz. Como mexicano me congratulo porque se hizo justicia. Sin embargo, Humberto, tengo varias dudas que te quiero comentar:
¿Quién te quiere hacer daño? Y ¿Por qué?
¿Qué hubiera ocurrido si esto hubiera pasado en México? ¿Qué suerte correrías? ¿Como la de Elba Esther? O… ¿Como un ciudadano que demostró ante un juez su inocencia?
¿Por qué algunos sectores de la prensa aquí, en México, se congratularon cuando te detuvieron? ¿Por qué ese sector te declaró culpable antes del juicio? ¿Porqué ese mismo sector no escribió ni media línea ágata cuando te liberaron?
¿Cuál es el fondo de todo esto?¿Las elecciones de este año? ¿Debilitar al PRI y consolidar a otro partido?¿Todo esto? No lo sé.
Lo único que me preocupa muchísimo es la difamación contra un acusado inocente. ¡Es terrible!
Me preocupan las amenazas, como las que ha sufrido mi colega Ricardo Alemán. Me preocupa y me saca de onda la falta de ética en algunos medios.
Y no es que sea un santo, simplemente me llama la atención hasta dónde está llegando el “jueguito” de las “percepciones”.
Es un juego terrible que daña y marca a cualquier ser humano.
En fin, querido Humberto: ¡Qué bueno que demostraste tu inocencia! Y qué bueno que ya estás en libertad. Ojalá y no te vuelvan a fregar.
Y espero que si lo vuelven hacer vuelvas a demostrar lo contrario.







