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El Diván:
Chorcha navideña

José Luis Cuevas

La llegada de la época decembrina trae junto de sí una serie de festejos a lo largo de los 30 días del mes, chorcha tras chorcha, y es que el concluir un año puede ser motivo de alegrías, de celebrar el trabajo que  a lo largo de la última vuelta al sol se hizo… o no. Pues junto a esta recta final comienzan a emerger las cifras del recuento con su respectiva perífrasis oficial, tanto en los gobiernos como instituciones públicas y privadas.
En este contexto el Estado de Coahuila encabeza la lista, junto con Puebla y Jalisco, en materia del índice encargado de medir la transparencia del presupuesto gubernamental, es decir la verificación  del cumplimiento de sus obligaciones, lo anterior de acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Esto a la par de una administración federal tricolor que se ha caracterizado en los últimos tres años por tener que andar arrastrando un talón de Aquiles en especial, la rendición de cuentas, y que  junto a unos senadores que han aplazado para el segundo trimestre del 2016 la “sublimación” del Sistema Nacional Anticorrupción; parece que este tema no les pareció muy urgente.
El hecho de que el Estado coahuilense se sume a la catarsis de transparentar sus cuentas no es producto de la casualidad o de una actitud gaznápira; la entidad hace ya varios años que ha estado en medio de la polémica, como es bien sabido, por los malos e irregulares manejos del presupuesto público, al grado que durante el cuarto informe de actividades, el Gobernador, admitió en un discurso impávido que se cuenta con un adeudo de 36 mil millones de pesos, heredado de su predecesor, hermano suyo, quien encabezó la pasada administración del terruño. 
Por cierto que el IMCO (sí, otra vez) enlisto en el primer podio de endeudamiento por habitante al mencionado Estado con una cifrada estimada de $12 mil 292 pesos, lo cual es equivalente a 175 salarios mínimos, es decir el producto de trabajar 47% del año natural, más o menos casi seis meses. Coahuila es seguido de su vecino NL con un adeudamiento per cápita de $11 mil 200 pesos.
De acuerdo al mismo instituto, IMCO, la corrupción en el país cuesta $165 pesos diarios por ciudadano, lo que es más del doble del salario mínimo en México : $70.10 pesotototes, eso por día; es decir la corrupción hace perder 135% más que lo que se puede obtener en un empleo indexado al SM.
El hecho de mantener minutas de primer orden en el refri del Senado, como es lo referente a las normativas para dar batalla la corrupción mediante otro sistema,  da lugar a muchas especulaciones; evidentemente no se han quedado ahí estancadas porque la gente que conforma este olimpo sea olvidadiza, se  asemeja más a una cuestión política que está de por medio y que parece que funciona como un catalizador que  no hará su función de acelerar el proceso hasta que se le dicte la orden.
Volviendo a la materia estatal, durante el pasado informe del gobernador coahuilense se destacó al Estado de Coahuila, de acuerdo al INEGI, como un motor del empleo formal y juvenil, sin embargo y a la hora de hilar unos tópicos con otros, el incremento y aplazamiento del fenómeno “corrupción”, en todas las tesituras que este tiene, surge como una alternativa a la tan golpeada economía mexicana, debido a que genera las oportunidad (y los ingresos) que difícilmente se pueden conseguir en conformidad con lo establecido por la ley. De ninguna manera se justifica ni se defiende la existencia de mafias de todo tipo en los diferentes niveles sociales y gubernamentales, sin embargo hay fenómenos actuales de la economía y sociedad que ven su raíz de origen en la incapacidad que se  ha tenido a la hora de tomar decisiones.
Lo presentado en materia de rendición de cuentas por parte de todos los niveles del poder público, más allá de los logros, e incluso de lo boyante -o no- que pueda ser el sistema, mantiene el mismo discurso insustancial que hace evidencia que ya no es tiempo para la chorcha clásica de los tiempo electoreros.
La demoscopia demostrará si se está de acuerdo con este discurso o sé es inverosímil con él, sin embargo el laúd del terreno parece seguir en la misma cuesta empedrada que se nivela según sea la situación.