MI OPINION.
Adrián Garza Pérez
agpconsultor@gmail.com
“Vivir mejor. En Coahuila si es posible”.
Miren señores el cinismo de una administración decadente, la actual (2011.2017). En pocos días, Rubén Moreira Valdez, rendirá su Cuarto Informe de Labores (que años tan largos, es que ya contamos diez de un solo apellido; de años malos y ahora también, de malas). Pero ¿qué burla es esta de “Vivir mejor, en Coahuila si es posible”, presentada como un logro gubernamental? Un Informe de Gobierno es algo serio, requiere de gente seria. Informar, con certeza y honestidad del estado que guarda la administración, es una obligación constitucional. No es “el día del Gobernador”.
Los logotipos y frases que enmarcan las etapas de los gobiernos no deben expresare con mentiras desde el título, como en este caso. Vivir mejor en Coahuila, claro que es posible, solo baste saber que ahora se vive tan mal. Con empleo suficiente y bien pagado, con planeación gubernamental y generando riqueza para todos, por supuesto que se vive mejor.
Vivir mejor, sí, pero en una entidad sin impunidad, sin corrupción institucional e institucionalizada. Vivir mejor, sí, pero sin policías prepotentes, acusados en todas las regiones de la entidad, e incluso en estados vecinos y en medios extranjeros. Vivir mejor se puede, sin inseguridad creciente en la entidad. Sin presumir trasparencia cuando hay tanto temas ocultos. Sin un gobierno que miente olímpicamente y maquilla cifras y sucesos. Sin tantos impuestos que asfixian.
Vivir mejor, sí, pero sin el contraste, por un lado: el abandono al campo, la pobreza creciente en ejidos y en la periferia de las ciudades, y por una clase media sofocada como “jamón del sándwich”; y por el otro: El creciente aumento en el patrimonio de los funcionarios del gobierno, empezando por quien debe poner el ejemplo y sancionar a sus colaboradores, el propio gobernador ¡Cuidado con las manos negras!
Vivir mejor, sí, pero en un sitio donde la autoridad no sea represora y autoritaria. Donde la tónica gubernamental no sea la soberbia y la imposición. Donde no se inventen tantas leyes, y resulten legislación a modo, antisocial. Vivir mejor en un sitio donde no se amenace al que disiente, donde no se persiga al que señala, donde no se amedrente al burócrata y se saqueen a los gremios. Donde los medios de comunicación no sean sobornados. Donde los empresarios no resulten coptados o difamados. Donde no se espié, grabe y persiga a la gente.
Se puede vivir mejor en Coahuila si el bienestar y la obra social, no fueran circunstanciales y de índole secundaria. Si los negocios al amparo del poder no fueran la única prioridad que motiva nombramientos. Si el poder no se usara para someter a quien no venda su tierra, a quien no traspase sus concesiones y derechos mineros, de agua o malbarate el producto del subsuelo. Si el gobierno no estuviera de tras de los CIMARI, del shale y de las carboneras. Si los funcionarios y exfuncionarios no jugaran dobles roles de prestanombres. Las escrituras y sociedades, saldrán a la luz en su momento.
En Coahuila se puede vivir mejor si no se tuviera una deuda que ahoga al erario e insulta al pueblo, si hubiera dinero para pagar su servicio y si no se siguiera, en este sexenio, pidiendo más préstamos ocultos a la banca, y renegociando a más años. Se puede vivir mejor en Coahuila si cada ciudadano no debiéramos tanto dinero que otros pidieron sin permiso y (que el hermano anterior dice que quiere explicar y al hermano actual no le conviene), que hiede a robo y a negocios.
“Vivir mejor, en Coahuila si es posible”, porque hoy, la noble sociedad coahuilense se empobrece, ve sucumbir sus negocios y quebrar sus ilusiones, ve corromperse todo a su alrededor y esta consiente que la información que proviene del gobierno, está manipulada. Vivir mejor en Coahuila es tan fácil si solo se tuviera la conciencia social de usar el dinero público para palear la pobreza de tantos abandonados, que viven muy mal.
Los agravios al pueblo se pagan con creces, se pagarán muy pronto. El pueblo se ha levantado, despertó de su miedo y del conformismo y ha tomado las riendas de su destino. Luego, en esa mañana que está tan cerca, cuando aquellos que juraron servir a la sociedad sientan la lumbre del infierno político, y la salida se torne, anticipada y sangrienta, no nos hagamos las víctimas y, otra vez, recurramos a la lastima social de “es que estoy enfermo”… “Usted empezó”.






