En relación a mi artículo de la semana anterior sobre una charla de un entrenador de basquetbol de los niños Triquis, recibí interesantes y cuestionadores comentarios. La maestra Jana me escribió: “El deporte, la lectura y una buena enseñanza son claves para cambiar la sociedad. Qué vergüenza que estos niños leen un libro cada 15 días y nuestros universitarios ni uno, pero tampoco los maestros. O muy pocos”.
El profesor Jesús Rentería, me compartió: “Una historia ejemplar, que refleja el deseo de hacer bien las cosas. Ante la falta de apoyos se impone el compromiso de vencer todas las adversidades. Siempre he creído que un buen maestro es aquel que le gusta lo que hace y lo hace bien; educa a sus alumnos sin esperar recompensa económica, y se ve reflejado en el proceso de transformación y cambio de conducta de sus alumnos”.
Javier Castañeda, establece una precisión: “…para mí: el karate es el medio con el cual introduzco la ideología del Bushido y de las virtudes, y no al revés. Es mi única diferencia con esa filosofía, y básicamente no es el deporte en sí, sino el entrenamiento continuo, que forja una capacidad de esfuerzo y autosacrificio que conlleva a ciudadanos de primer nivel, a pesar de la pobreza. Es inspirador y, por supuesto, extraordinario escuchar y leer esas vivencias. Si quieres cambiar a los jóvenes forja la disciplina, la cual es base de las virtudes cardinales y de ahí los valores por sí mismos”.
También el profesor Antonio Lara Magallanes reflexiona: “Podemos sospechar que existe una relación entre la autovaloración del sujeto o su autoestima y su desempeño escolar, en ese sentido puede la práctica de un deporte desarrollar la autoestima y consecuentemente su rendimiento en la escuela”.
Mi amigo Gabriel Verduzco Argüelles, me escribió: “La cosa está en la disciplina, creo yo. Ya ve que ahora ya no se les puede ni regañar a los niños porque se trauman o con una exagerada insistencia en los derechos humanos suelen acusar a la disciplina de represión…”.
Por su parte, Manuel Torres Castrejón, centró su idea con estas palabras: “Disciplina, estudio, sacrificio, términos con las cuales nuestras nuevas generaciones están en franca rebeldía…”.
Y Eduardo Ruíz Pérez me comentó: “Es muy interesante la analogía que haces en la cita de Mandela, la cual tiene mucha razón. El deporte hace grandes cosas, une ideologías, no importa a qué o a quién adores. Un equipo representativo une a la gente, lo que hacen en la comunidad Triqui es de admiración y de ejemplo. Emplean el deporte como un estímulo positivo, realmente lo que están condicionando es el resto de los elementos que componen la formación integral del ser humano, si el chico cumple con los elementos básicos de ese desarrollo, el premio es el deporte, amén de esto, el modelo educativo que emplean es simple, no sería malo seguir su ejemplo. Bien sabes que con el paso del tiempo hemos construido sistemas más complejos, no sé si es ante el abrumador crecimiento poblacional de los últimos 40 años y la obvia necesidad natural de cambio del hombre. Tu artículo me deja pensando sobre la implementación de modelos ad hoc, creo que hay paradigmas que aún no han dejado su vigencia, hay que replantear lo que hacemos con la educación actual, los Triquis son buen ejemplo”.
Para finalizar, les comparto el comentario de Ernesto Duque: “La expresión del entrenador Sergio Zuñiga: ‘Yo no enseño basquetbol, preparo niños para enfrentar el futuro’, me recordó la frase del gran Pitágoras de Samos: ‘Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida’. Lo interesante es que el método Triqui describe concretamente cómo se debe vincular el deporte a la educación a través de 15 compromisos relacionados a la responsabilidad con la familia y el entorno, asimismo como al estudio y la lectura. También me recordó los resultados de la investigación ‘El tiempo libre como espacio de organización cultural’, que realicé en 1986 auspiciada por el Conacyt. En ella encontramos que la principal preferencia de los estudiantes de la UAdeC para realizar algún deporte era justamente el basquetbol. Sin embargo, se carecía de infraestructura y entrenadores para este deporte, no obstante que es uno de los que menor inversión requiere, con la ventaja, además, que se puede vincular fácilmente a los espacios académicos”.
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