La forma es fondo
Arnoldo Huerta Rincón

“La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar
libremente, pensar y hablar sin hipocresía” José Martí

En alguna ocasión platicando con mi padre, tratábamos de llegar a la conclusión de cuál es el derecho humano con mayor valor, cual se podría considerar el derecho fundamental superior por excelencia, rápidamente nos vino a la mente el derecho humano a la vida, pero, ¿podría ser más valiosa la libertad? Al final concluimos que sí, pues la vida sin libertad no es vida.
Existen miles de tipos de libertades, de la palabra libertad se desprenden infinidad de derechos, en el caso concreto hablaremos de la libertad de expresión, íntimamente relacionada con la liberta de petición.
¿Qué es la libertad de petición? Es un derecho fundamental consagrado por nuestra Constitución Política Mexicana en su artículo 8°, el cual señala que los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; y agrega que a toda petición la autoridad tiene la obligación de emitir un acuerdo respondiendo la petición.
Lamentablemente los mexicanos tenemos una cultura de pedir y pedir, sin embargo, no cuidamos las formas de hacerlo, exigimos a nuestro sistema, a nuestra autoridad, a cualquier servidor las cosas que creemos merecemos y necesitamos, muchas veces sin utilizar la forma adecuada, decía Reyes Heroles: “la forma es fondo”.
Como ciudadanos tenemos el derecho de exigir y pedir a las autoridades que se cumplan los derechos que el propio Estado debe de otorgarnos, pero por otra parte, debemos conocer y aplicar la forma adecuada para hacerlo también.
En diversas ocasiones he escuchado a muchas personas quejarse de la corrupción que abunda en nuestro sistema, es imposible negarla, pues donde existe el bien, evidentemente existe el mal, y ese mal para terminarse primero debe identificarse, para ello es obligación de todos los ciudadanos presionar y manifestar las irregularidades que observen en el actuar de sus gobernantes o servidores públicos, pero esto se debe hacer de una manera fundada y motivada, con pruebas que lleguen a la conclusión que lo que aseveran es veraz, a nadie se puede castigar con base en chismes.
En el Poder Judicial del Estado, el Consejo de la Judicatura es el encargado de vigilar la disciplina de los servidores judiciales, de castigar a los que incurran en faltas administrativas en su actuar diario, para esto, la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Tamaulipas, en sus artículos 111 al 115, prevé la manera en que cualquier ciudadano puede presentar sus quejas administrativas en contra de cualquier empleado por no actuar debidamente, volviendo a la premisa que la forma de hacerlo es importante, para que pueda abrirse un procedimiento de investigación adecuado y se llegue a la verdad histórica.
El servidor público es imperfecto, el sistema también lo es, y esto se debe a que los seres humanos somos imperfectos por naturaleza, reconocer y partir de este punto es lo que nos hace mejores personas, mejores instituciones, mejor gobernantes. Al final, como Benedetti decía, la perfección es la pulida corrección de nuestros errores.
RECOMENDACIÓN SEMANAL: Poema del sevillano Gustavo Adolfo Becquer titulado “Rima XII: Porque son, niña, tus ojos”.
Twitter: @arnhuerta

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