OPINION.
Adrián Garza Pérez
agpconsultor@gmail.com
¡Transparencia!, seamos serios.
Transparente es un algo prístino. Implica no mentir, no ocultar nada, no opacar la información, no dar un guiño cómplice siquiera. Ser transparente implica honestidad, no ocultar datos ni cifras ni disfrazar el monto de una deuda. No ocultar el origen del desvío ni los motivos sórdidos. Es dejar pasar la luz y ver atreves de su masa lo que hay detrás. Es una condición para siempre, sin opacos ni claroscuros, sin grises ni tonos siquiera. Ser serios es ser casi trasparentes, serios y con verdad eso si es trasparencia. No usar al prójimo ni hacerte rico a expensas de tu gente.
Decir y presumir ser trasparente implica, un noble pensamiento, un fiel discurso, un programa democrático y un ejercicio honesto de la verdad. Pocos, muy pocos pueden admitir ser trasparentes, es un riesgo social usurpar esta categoría de grandes hombres; de unos preclaros y humanamente vacunados de egoísmo y egolatría. Si gritas que lo eres el juicio será implacable, tu frágil cuerpo mortal estará condenado al escarnio social y hasta podrás ser abducido desde los infiernos.
Miente a mí tu pueblo diciendo que te crees honesto, lo pensaré, ¡solázate esgrimiendo que eres trasparente, te aniquilaré!






