RONDA UNO

Con la reforma en materia energética es posible la participación de inversión privada en áreas de extracción y exploración de hidrocarburos, por lo que recientemente se licitaron los primeros bloques de esta posible participación (según el diccionario licitar es ofrecer precio en una cosa, en subastas); y zape perro que 12 de los 14 bloques no interesaron a los inversionistas (mi alma sufre y mi corazón se arruga), o como dice Jovita «No te arrugues cuero viejo, que te quiero para tambor». Todo el tiempo nos negamos a vender ahora que ponemos a la venta nadie compra…

Haciendo historia (que es algo que muy pronto se nos olvida, y me incluyo en se nos olvida) la historia de la historia es la siguiente: nos tardamos (y aquí sí nos tardamos todos los mexicanos, años, años y años) para llevar a acabo una reforma que permitiera la participación  de  inversión extranjera en el sector petrolero; primero la mitad de las voces decían que estábamos vendido al país, la otra mitad decía que sí lo debíamos hacer -la reforma, no vender al país-  y la tercera mitad (así es este país, no es que yo no sepa hacer cuentas)  no tenía idea de lo que se debía hacer.

Y pasó lo que pasó, primero que sí se llevaron a cabo las reformas, segundo, que las reformas se llevaron a cabo en el peor momento, cuando el precio del petróleo bajó de $100 a $50 dólares el barril, y como dice Caro mi amiga la que vende bolsos «Fíjate qué fácil, algunos proyectos de inversión que sonaban muy padre a $100 dólares y ya están a $50» ¡ya no me salen las cuentas, güera!

Entonces la mitad que antes de que se aprobaran las reformas decía que estábamos vendiendo al país, ahora dicen que fue un error, porque aunque se aprobaron nadie quiere invertir, es decir, el hecho de que el precio del petróleo bajara se debe también a nosotros, como dice Garcilaso «Éramos muchos y se embarazó la abuela».

Además, miembros de algunos partidos argumentaron falta de transparencia en la participación, es decir, de los pocos que participaron, los que ven el mercado petrolero como una opción de largo plazo y a México como un país confiable, son ahora blanco de crítica por parte de la mitad que dijeron que faltaron postores.

Entones ya quedamos como el cohetero de mi pueblo, si los cohetes sirven le chiflan y si no  sirven también chiflan, «¡Me tiro al mar!», dijera mi amigo el marino cuando no pesca nada.

Se me ocurre, porque consejos no doy, que se hizo lo que se tenía que hacer, no sé si en el momento adecuado, sin embargo otros países lo hicieron oportunamente, por lo que ahora me pregunto ¿cómo quieren que venga la inversión a México si estamos llegando tarde a la modernización?

Según me cuentan los que de esto saben, ya nos subimos al tren de la modernización, sólo que por ahora vamos en el vagón de hasta atrás. Finalmente, espero que la ronda uno no sea el presagio de la canción de Agustín Lara «Noche de ronda: que las rondas no son buenas, que hacen daño que dan penas y que acaban por llorar…», porque según me dicen faltan muchas rondas.

 

Nos leemos la próxima semana en «Emprende Seguro» con la reforma del sector salud que ni por enterados nos hemos dado.