MI OPINION.
Adrián Garza Pérez
agpconsultor@gmail.com
Ética política, la brújula cardinal.
Con preocupación veo el rol de vida de los gobernantes y de los actores que circundan a la política: desde el gobierno, desde los partidos, en las candidaturas incluso; no hay color que se escape, no hay partido que sea distinto; no hay gobierno que destaque por honestidad y trasparencia. Ese tren de vida que trasciende a los medios, a la opinión pública, ese que carece de recato, de austeridad, y los excesos de muchos gobernantes en su ejercicio de poder, están afectando seriamente a la política; a la percepción social de la política.
No está bien que se robe al pueblo, que se distraigan los recursos públicos, que se usen los equipos, los vehículos (terrestres y aéreos), los empleados (choferes, pilotos, jardineros, afanadores, secretarios, etc.), para uso personal. Es ya una costumbre onerosa el uso de los recursos públicos para beneficio de los políticos y sus familias. No está nada bien que los castigos sean simbólicos, o que no se castigue; es peligroso para la salud social que nos acostumbremos al cohecho, a la asociación delictuosa, a la complicidad, o que seamos parte de ella.
Cuando se difunden las listas o reportes: de corrupción, de deuda pública, de violaciones a derechos humanos, de delincuencia y complicidad, de opacidad y rezago judicial, de entidades de gobierno y paraestatales, la actitud institucional es de deslinde. Se preocupan los gobiernos aludidos por no encabezar las listas, pagan por no aparecer. Los medios cobran por sabotear el orden de la lista que fue producto de investigaciones en el mercado político, realizadas por organismos internacionales o locales, serios y respetados.
Nadie se preocupa por mejorar la percepción y la realidad. Prefieren aprender, año con año, como alterar los resultados de los revisores, antes que bajar los índices de rezago en indicadores de desempeño y rendición de cuentas, o reducir la alta puntuación en renglones de inseguridad o de simulación y complicidad. No hay compromiso ciudadano, no hay principios y valores que rijan la actitud y la aptitud de los jefes de gobierno. ¿Por qué perdimos la brújula ética, la brújula política, la brújula cardinal? ¿Dónde nos extraviamos del camino?
Urge rescatar la política, es tiempo de que los ciudadanos empujemos fuerte un cambio de conductas, la rectificación del rumbo político. La creación del Partido Encuentro Social, pienso sin saber del todo, que tenía algo que ver con estas reflexiones; tenía que ver quizás también con el hartazgo a los partidos políticos de siempre; al que yo pertenezco, incluido.
El PES, es un buena idea, pero, como sus aparentes fundadores querían un cambio radical, fue tomada la idea por artistas y ciudadanos que no conocen el terreno político; y desde lo social no puedes operar políticamente sin errar. Muchos candidatos seleccionados en esta primera vez del partido (y quizás ultima, porque no obtendrá los votos suficientes para conservar el registro; eso preveo) son tan ilusos que sucumbirán, o traen oscuros antecedentes sociales que no fueron advertidos.
Es una paradoja tramposa, pierdes la elección: porque no votan por lo que eres (demasiado viejo y mañoso), o mandas un mensaje equivocado que se traduce en no votos (por ser demasiado nuevo, inexperto y confiado; en un mar de hienas y tiburones). Quienes como independientes o como alternativas partidistas, quieran ejercer presión, y ser opción real, deben consultar a expertos antes de meterse a terrenos minados.
Y ahora la pregunta clave ¿tienen remedio los partidos políticos o dejaron de ser opción representativa válida? Por supuesto que tienen remedio, y que son una figura que debe representar intereses grupales, siendo parte sustancial de la democracia representativa. Pero deben cambiar sus formas, sus conductas, sus selecciones y elecciones internas.
Los partidos políticos deben dejar de ser clubes de amigos, cotos de poder; no más refugio de compadres y allegados del gobernante en turno. Deben abrirse a la gente, deben airearse con figuras ciudadanas y fomentar las candidaturas con liderazgos nuevos, limpios, conocedores unos, y jóvenes otros tantos; y respetar el escalafón. Abrirse a la autocrítica, volcarse sin miedo a la democracia interna, impulsar decididamente el debate de las ideas. Actuar con ética política es encontrar la brújula cardinal que te indique “el norte”.
Ética es verdad, es honestidad, son principios y valores. Política con ética le deseo a mi patria, para que sea feliz.