Ensayo sobre la votación
“Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil” Abraham Lincoln
El escritor portugués, José Saramago, se caracteriza por ser un tanto sarcástico y por poner un toque de humor negro a sus novelas, realizando siempre críticas “entre líneas” a diferentes situaciones sociales que en su momento observó. En el libro “Ensayo sobre la lucidez”, exhibe la historia de una ciudad en la que, el día de las elecciones, casi el 85% de la población decide votar en blanco, causando una revolución pacífica y una gran preocupación por parte del Presidente y de los Ministros de Estado, una situación totalmente inaudita, que provocó incluso la declaración de un a estado de emergencia. La historia de Saramago ¿podría dejar de ser ficción?
Es una realidad en el país que el activismo electoral por parte de la ciudadanía con el transcurso de los años ha disminuido, cada vez es menos el porcentaje del padrón electoral que acude a las urnas el día de las elecciones. Esto es solo parecería ser un reflejo del disgusto de las personas hacia los que somos servidores públicos y hacia las personas que popularmente se conoce como “políticos”, por lo que todos debemos mejorar en algo.
No se puede culpar al electorado por ello, que los individuos se vuelvan apáticos ante el tema electoral es una consecuencia de la falta de convencimiento, por ello, los candidatos a diferentes cargos populares que buscan ser elegidos por la sociedad este año en nuestro México, deben persuadir indubitablemente que son la mejor opción para ello, pero sobre todo, el famoso INE (Instituto Nacional Electoral), como órgano constitucional encargado de organizar las elecciones, debe convencer a las personas de votar, de ejercer ese valiosísimo derecho.
Nuestra Constitución Federal es algo contradictoria, pues en su artículo 35, fracción I, establece como prerrogativas de los ciudadanos el votar en las elecciones; sin embargo, en su artículo 36, fracción III, señala que es una obligación del ciudadano de la República el votar, a ver ¿es derecho u obligación? Para mí, es ambas.
De acuerdo a la Real Academia Española, la palabra prerrogativa significa: privilegio, gracia o exención que se concede a alguien para que goce de ello, anejo regularmente a una dignidad, empleo o cargo. De lo anterior se observa que ese privilegio, ese derecho que ha costado tanta sangre, no es ni debe ser sólo eso, sino también obligación.
No debemos dejarnos engañar con la expresión desmotivada ni con las críticas infundadas, hay que observar y forjar criterios a base de análisis, así como no todo es blanco, tampoco todo es negro, de la combinación de estos dos colores puede nacer un sinfín de grises.
Los muertos de nuestras libertades, en vano no encausaron la historia de nuestra nación, no sacrificaron tantas cosas para que, con cualquier decepción, dejemos de acudir a ejercer nuestro derecho social a elegir quienes nos representen, utilicemos el verdadero momento en el que el hombre pasa de ser un ser humano más y se convierte en un ciudadano, en un hombre de Estado, votemos.
RECOMENDACIÓN SEMANAL: Leer el libro “Ensayo sobre la lucidez” de José Saramago, una novela que además hace mención, como si fuera un estilo de continuación, a su famosa obra “Ensayo sobre la ceguera”, historia base de la película “La ceguera”, en la cual actúa el mexicano Gael García.






