Retórica y campañas (3)
Sexto. Las citas citables son un recurso obligatorio. Ofrecen una voz distinta a la del orador pero a la vez la refuerzan, ponen en perspectiva o elevan y aclaran. Informan al público sobre el tema a discusión desde otro punto de vista o desde otra época y revisten el texto de un ligero y elegante toque de erudición. Traté de hacerlo la semana pasada al mencionar a John Stuart Mill. Aquí va de nuevo: se cuenta que el Presidente Nixon alguna vez les pidió a sus “speech makers” que nunca le dieran una frase cruda, sola; “pónganle contexto… una pequeña historia alrededor”. Si prefiere ser Usted el creador de la cita, acérquese al ejercicio de dos recursos más que pueden ser interesantes. Uno es la creación de metáforas (¿recuerda la expresión “cortina de hierro”?) y el otro es la aliteración o figura que mediante la repetición de fonemas contribuye a la expresividad del texto, como las siguientes: “Oye el sórdido son de la resaca” (Góngora) o “el ala aleve su leve abanico” (Rubén Darío).
Séptimo. Al salir del evento donde se pronunció el discurso, el auditorio debe poder decirle a quién no asistió de qué habló el orador. Por ejemplo, el discurso de Churchill del quinto lineamiento se trató de enfrentar a los nazis y derrotarlos aún con gran sacrificio. Me refiero al tema, a la idea central, al alegato eje; a la breve expresión que encierra el mensaje nuclear del texto. Le comparto dos ejemplos (no caben más) de discursos mexicanos con tema claro, emotivo e inspirador.
En la convención nacional del PAN de febrero de 1949, su fundador y presidente, Manuel Gómez Morín, uno de los mejores representantes de la elocuencia mexicana, cerró así su informe a dicho órgano partidista: “Hay las instituciones jurídicas fundamentales. Necesitamos nosotros, los ciudadanos, rescatarlas, darles vida con nuestra propia vida, llenarlas nuevamente de alma, separar a los que las tienen expropiadas y vacías recordando que no las tienen así por su propia fuerza, sino que antes nosotros mismos las dejamos sin contenido… La Ciudad, la Patria, no están fuera de nosotros. Nos trascienden; pero nosotros somos su encarnación… Y así, la Patria, la Ciudad, serán tan suficientes, tan limpias, tan claras, tan armoniosas, tan justas, tan libres, como nosotros, con ayuda de la Gracia, lo seamos.”
José López Portillo es citado con frecuencia por su discurso de toma de posesión como Presidente. Efectivamente, esa fue una pieza retórica de altos vuelos, perotengo para mí que su discurso de octubre de 1975, al asumir la candidatura presidencial del PRI es muy superior: “Somos una nación síntesis por vocación de origen. Águila aguerrida y serpiente sabia. México es superior a toda tesis. No hay ortodoxia o geometría que nos obligue. No reconocemos imperativos intelectuales o políticos derivados de ajenas experiencias o pretensiones, porque somos terminal dinámica de nuestra historia, la nuestra y no la extraña…Tenemos un pasado excepcional que debemos merecer todos los días: planteo dos troncos vigorosos, que en consciente proyecto de integración y mestizaje aspiran a síntesis con validez universal…”.
gsergioj@gmail.com
Twitter: @El_Consultor