MI OPINION.
Adrián Garza Pérez
agpconsultor@gmail.com
Expendedores de poesía.
Imagine usted una plaza pública en Praga, aventure su imaginación poética, esa, que hasta los más fríos, los poco bohemios y los enemigos de los sueños, pudieran tener. Una rocola, un gramola cancionera, una que no requiere de monedas, que no cuesta. En lugar de expedir rolas o canciones, a seleccionar, te regala poemas. Es este el primer paso que en el mundo se da para acercar a la gente, sin costo y con gusto, a ese camino literario, al amor y al desamor, a la vida y a la muerte; a ese canto, a ese llanto; que a través de la poesía, puedes brindarle a la luna o regatearle a la pasión… More Barrett Zertuche, amiga de años, de familia amiga y entrañable, me acercó a este tema, casi sin querer.
“El primer expendedor de poesía ha sido instalado en Praga. Funciona como una gramola, pero en vez de canciones ofrece poemas y es gratis. El primer expendedor automático de poesía a nivel mundial ha sido instalado en una plaza céntrica para ennoblecer la mente de los transeúntes”. El primer autómata de poesía incluye veinte poemas, generalmente leídos por el autor. “Al apretar el botón de la máquina situada en la Plaza de la Paz de Praga (Náměsti míru) pueden escuchar la obra del Premio Nobel Jaroslav Seifert o de los poetas esenciales de la cultura underground checa, Iván Martin Jirous y Egon Bondy, entre otros”.
El proyecto fue trazado por Ondřej Kobza, que en el pasado había instalado en numerosos lugares públicos pianos y mesitas de ajedrez, colocados en las calles a la disposición de todos aquellos que tuvieran ganas de tocar y jugar. Esta vez quiso deleitar a los amantes de los versos, que suenan diferente al ser pronunciados al aire libre que en sitios encerrados, según destacó. “A mí me gusta leer la poesía en voz alta en plena naturaleza. Uno la siente de otra manera. Allí pasa volando un pájaro, llovizna, se oyen las campanadas de una iglesia. De repente las palabras te impactan de diferente forma. Así que inventamos este proyecto hace un año y me alegro mucho de poder instalarlo ahora aquí”.
Un periscopio de poesía que escudriña el subterráneo urbano. Tiene la forma de un tubo parecido a un periscopio instalado en el césped de la plaza. “Queríamos crear una forma que encajara con el ámbito urbano, para que no sobresaliera, que hiciera pensar que esto era una locura. Algo parecido que se puede ver en el Centro Pompidou de París, o sea algo como unos tubos de ventilación de metro o de una embarcación. Algo que puede ser enigmático”. Ondřej Kobza tiene previsto instalar hasta seis expendedores de poesía en otras ciudades checas antes de fin de año. Está negociando la colocación de este invento en Kiev, Nueva York y Berlín.
Praga nos lleva ventaja sin duda, se sensibiliza en la calle, para sensibilizar a su gente; expende poesía, para curar las heridas. Son mágicos esos checoslovacos, médicos del alma, en esa latitud moderna. Los decibeles de la poesía, no interrumpen la vida, ni contaminan el ambiente. Que la gente se insulte con versos en la calle y en las plazas, es una buena estrategia, que la gente, se ame, envuelta en sedas de poesía, es una senda imaginaria, que te proyecta a un espacio, que pudiéramos soñar con ocupar. Praga expende poesía, y, se convierte en atractivo. La poesía puede ser, si nos lo proponemos, ese abismo, amable y profundo, al que escapemos algún día.






