El otro lado del espejo
Empezar el artículo advirtiendo que lo escribí luego de ver una película excéntrica y extraña, vale para saber que el artículo entraña rarezas, pero que tiene un mensaje, como la película lo tiene. “Frank”, es el líder de un grupo musical en Europa, un grupo excéntrico también, con este nombre del líder del grupo, llamaron a la cinta. Frank lleva puesta una máscara, una de cara de gnomo o algo así, de un personaje de ficción, no de susto ni de broma. La lleva todo el tiempo, ocultando su rostro y sus emociones. Tener de líder a quién oculta su verdadera cara, es algo extraño.
Al líder amado, al líder seguido, se le justifica todo. Cuestiona el músico nuevo, un muchacho pelirrojo, que soñaba con poder escribir sus propias canciones, ¿por qué lleva máscara Frank?, le contesta el guitarrista: “con todo y sus excentricidades, es el hombre más cuerdo que he conocido, el hombre de la máscara”. Viajan por tierra hacia Irlanda, el espectáculo visual es elocuente, una barrera de enormes cedros de los Alpes, surcan el camino, cual paredes verdes y
magnificas que se subliman al paso de la vagoneta, que parecen no tener fin. Llegan a un sitio montañoso llamado Vetno, viendo el río frente a la cabaña que los hospeda, Frank alude al “cormorán”, un ave rojiza, a la que le recuerda el músico nuevo. Hay en Saltillo una exitosa empresa del ramo químico agrícola que optó por este nombre, por cierto.
“Es intimidante tu máscara”, dice el músico nuevo a Frank. “No sé por qué”, le contesta, “debajo de ella esbozo una sonrisa, las caras no siempre entrañan verdad, y para mí, esta conversación es verdad”. La máscara que llevaba era un modo de huir, no de sí mismo, sino de un mundo desigual ante el cual se sentía inseguro. Frank era el líder: Inspiraba, componía, era la voz en la música, pero no pretendía dominar al grupo, ello lo definía como líder. ¿Qué diferencia puede
haber entre un líder con máscara y uno sin ella? La verdad es la diferencia, con máscara o sin ella.
El pueblo que es sabio busca a un líder, a uno que no se signifique por el poder. El poder hace jefes, pero no siempre encarna líderes. Frank no busca con él dirigir los acordes musicales, el modificar las notas de la comunidad, eso lo hace líder; conducir suavemente sin pretender dirigir los destinos, musicales y sociales, a su modo y ritmo. Advierto de nuevo, hablamos de una película, de una densa y filosófica. Hay que dar la cara, el verdadero rostro frente a la gente.
Debes trascender, del perímetro galáctico que te da la música al paralelo cierto de la vida comunitaria, de ese que, como líder, te permita dar rumbo cierto a la nave, para conducirla a buen puerto. Por cierto, en esta película europea, estos músicos que buscaron la inspiración para construir un nuevo álbum musical, fumaban cigarrillos y tomaban cerveza Corona, sin drogas.
Uno de los músicos se suicida, llevaba puesta una máscara como la de Frank. Soñaba con ser líder, pero sabía que, cuando hay un liderazgo autentico, líder solo hay uno; remontó su frustración, para siempre. “Los músicos buscan a su público, y es esa su razón pública”. Un líder tiene a su público, siempre que su liderazgo sea limpio. Al encontrarse de frente al público, tiene frente a sí una muy cara vocación que afrontar. Un líder de verdad lo será solo con verdad.
“Al líder, para verlo, hay que mirar del otro lado del espejo”, dice Frank. Mirar detrás del espejo es mirar tras las sombras, las máscaras, de las miserias humanas; es hurgar en el fondo de las inseguridades y los miedos, de los complejos sociales, de las intenciones subterfugias, que podrán retratar al líder, de rostro limpio, de cuerpo entero.
El día de la presentación del nuevo álbum, colapsa Frank; le dice el músico nuevo: “En la terapia conductual cognitiva, debes enfrentar tus temores, ¡quítate la máscara!”. Ya en casa, Frank es visitado, preguntan a sus padres: “¿Qué le pasó a Frank?”. “Tuvo un hogar amoroso”, responden. Los complejos sociales opacan todas las virtudes y logros. Su verdadero rostro (sin la máscara) era amable, con una chispa especial. “Los amo a todos”, canto ya libre. El pelirrojo por fin
compuso su canción. Viendo y sintiendo la película, pienso en México; recorriendo su basta geografía, ¡se buscan líderes, más allá del espejo!