Abortar no está bien
Incremento del embarazo y del homicidio entre adolescentes son los puntos de alerta en el informe “la infancia cuenta en México 2014” que presentó la Red por los Derechos de la Infancia de México. La tasa de mortalidad por homicidio en población de 15 a 17 años se dispara, el embarazo en mujeres entre 15 y 17 años, detonó. Los menores de 18 años representan un tercio de la población en México. Nota periodística, 18 de febrero. El Gobierno local dice que reparte condones porque la juventud practica el sexo sin responsabilidad y sin control, lo cierto es que el Gobierno no ha sabido concientizar a la población en general y en especial a la juventud, de la necesidad de cuidarse de enfermedades de trasmisión sexual y de evitar las concepciones no deseadas, muchas de aquellas sucedidas en adolescentes o niñas. La llegada de un hijo cambia la vida a cualquier persona o pareja que reciba este don, para un adolecente es un cisma.
Luego viene el dilema, tener o no tener al bebé, que tiene vida, luego de la natural unión de dos personas de sexos distintos, se amen o no. El Gobierno reparte condones (bueno, lo hacía cuando había dinero, ahora no hay ni para condones) como solución tardía ante la estadística de embarazos en adolescentes. Por razones muy lejanas a la razón de los embarazos en menores de edad y a los no deseados, el Gobierno pretende legalizar el aborto; “revuelcan la gata”
diciendo que sólo despenalizaran, que se trata de no perseguir ni victimizar a la mujer. Ya hay adopciones legales entre personas del mismo sexo; desde esa fecha de votar leyes en lo obscuro y velar temas de alto impacto social, todo cambió.
Hay una urgencia existencial de dejar un legado sexenal y en especial un legado personal, ello es motivo y pretexto para destacar todo lo referente a derechos humanos y a transparencia, esto conlleva una titánica tarea, siempre contra corriente, siempre contra costumbres, religión y sociedad. Hay temas como los de la seguridad y de la deuda (de ayer y de hoy) que son todo menos respeto a derechos humanos y ni mucho menos trasparencia gubernamental.
Renta de vientres es una modalidad de negocio en la que una mujer renta su vientre a otra para que tenga al hijo que desea y que por razones médicas o personales no puede tener por sí misma; podemos anticipar y acertar en el vaticinio, que se impulsa este tema para que las parejas del mismo sexo tengan al hijo que ahora pueden adoptar legalmente. El gen de alguno de los dos padres o de las dos madres quedará en el hijo “rentamatrizado”, sólo de uno.
Abortar no está bien, por ello, legalizar el aborto tampoco es correcto. Podrán aludirse razones para despenalizar y luego legalizar: el derecho a que la mujer no sea enjuiciada o encarcelada por abortar, que hay razones en la concepción que son antinatura como las violaciones o el abandono de la mujer por padres irresponsables que solo las usan como artículo temporal para descargar sus instintos animales, sólo por ejemplo. Son estas ciertamente razones válidas para
suponer que alguien puede suspender un embarazo legalmente, pero moralmente no son razones para segar una vida. Los programas de adopción legal son una alternativa humana y de vida ante esta realidad injusta para la mujer, pero absolutamente injusta para un bebé que no puede defenderse ante brutalidades de las que es inocente.
El mayor derecho humano es el derecho a la vida; nada vale más, nada tiene mayor peso que esta verdad. Es verdad absoluta el derecho a la vida, por más esbirros que se envíen a decir que los absolutistas en defender la vida no escuchan razones y que su verdad es única y absoluta, el razonar que la vida es derecho porque es vida, debe ser razonamiento y verdad total, para agnósticos y para creyentes, para defensores de la vida y para empleados oficiosos. Se ocultan
verdades y se golpea, de forma aviesa, por defender el derecho humano que da sentido a los demás derechos, el derecho a la vida.
Imagina el Gobierno soluciones “tan brillantes”, que dan miedo… ¡liberen a la mujer y maten al bebé!






