Una opinión, una verdad
Ser católico
Redacción: Kevin Jared Martínez Márquez
Desde que nací soy católico. Mis orígenes también lo son. Me es todo un gusto serlo. Nuestras tradiciones poseen un colorido sin igual. Nuestra cultura es pura, enérgica y vivaz.
Entonar el Santo Rosario, encender miles de velas a lo largo de nuestras vidas, admirar las hermosas pinturas, maravillarse al apreciar las esculturas y las imágenes, persignarse para avivar nuestra fe… en fin, el arte para honrar a Dios, simplemente, el amor que el ser humano le tiene por naturaleza.
Así somos los verdaderos seres humanos. Juguetones con nuestras emociones, amantes de la vida. Ser católico significa ser efusivo, tener color, vivir con pasión; crear ambientes mágicos, llevar en nuestros ojos el cálido abrazo de la devoción hacia la vida, hacia Dios.
Nosotros no le tenemos miedo a las imágenes, claro que no, son solo imágenes. Dios vive latente en nuestros corazones, al igual que la Virgen María, al igual que Jesús. El ser humano por naturaleza es un artista.
Nos gusta construir nuestras iglesias como todo un palacio celestial. Con grandes columnas, con magníficas obras artísticas, con mucho amor. Nos gusta brindarle un lugar digno a Dios. Pero sabemos que el verdadero lugar digno para Él es un corazón bondadoso, un corazón de verdad.
Honramos a todas aquellas personas que amaron a Dios con verdadera devoción. Los santos con ejemplos de vida, ejemplos del auténtico tejido humano. Todos debemos ser santos, eso mismo quiere Él. Ser santo es poseer el corazón de Dios, llevarlo con nosotros en todo momento. Servir al otro. Mirar con toda profundidad a los ojos de quienes nos rodean.
Desde mi perspectiva, hoy en día se están desarrollando dos clases distintas de católicos. En primer lugar…, tenemos a los católicos que conocen ampliamente su doctrina religiosa, los que tienen seguridad en sí mismos, los que son fieles ante sus enseñanzas e ideales, y sobre todo; los que tienen conocimiento del inmaculado origen de la Iglesia católica.
En segundo lugar…, tenemos a los católicos que no conocen, para nada, las bases morales, culturales y sociales del catolicismo. Son personas que carecen de seguridad, son individuos que no poseen los valores debidos para conllevar una vida de bienestar. Los «católicos no católicos» se dejan engañar. Son las víctimas principales de aquellas personas que dicen ser las portadoras de la verdad.
Todo el mundo sabe cuál es la doctrina religiosa fundada por Jesús, por Dios mismo, solo que algunos tienden a crear una mentalidad ciega ante los hechos.
No me gusta que hagan «tonta» a la gente, eso no es correcto. En nuestra sociedad, muchas personas solo buscan adquirir bienes, materiales y monetarios.
«Esos tales son falsos apóstoles, obreros engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. No es maravilla, ya que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus ministros se disfracen ministros de justicia; su fin será el que corresponde a sus obras», establece San Pablo.
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas; más por dentro son lobos feroces… No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; más el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, éste entrará en el reino de los cielos», se advierte en Las Sagradas Escrituras.
Hay doctrinas religiosas que solo toman en cuenta lo que está redactado en la Biblia, recordemos que no todo lo que dijo Jesús está plasmado en papel. Aquel que solo atiende a la Biblia, ignora infinidad de enseñanzas que pasaron desapercibidas.
Conozco la doctrina católica. Conozco lo que conozco. Conozco y me preocupo con conocer más y más. Más nunca lo sabré todo. Ni siquiera el Sumo Pontífice lo sabe todo.
Ser católico es ser racional. Ser católico es no dejarse engañar. Dios solo fundó UNA Iglesia. En cuanto a las ovejas negras que tenemos… Tengo que decir que eso es punto y aparte.
Esta fue solo una opinión, posiblemente, una verdad.