Una opinión, una verdad
No somos una república
Redacción: Kevin Jared Martínez Márquez
Lamentablemente no somos lo que representamos. No. ¿Qué es una república? Muchos lo saben, otros no habían pensado en ello. Sin duda alguna, nuestros dirigentes políticos son incapaces de identificar al sistema gubernamental republicado.
Según lo que está establecido en la historia de nuestro país, somos una república: de un punto cardinal a otro, de una costa a la otra, de un condominio lleno de personas a otro condominio lleno de personas. Todito México supone ser una república.
La realidad es otra, un disfraz hecho de manipulaciones que pretende sorprender. El sistema republicano se define como un gobierno representativo en el que el poder le pertenece al pueblo, todito el poder.
A las personas que laboran en nuestro sistema político solo les interesa obtener ganancias monetarias y sociales a partir del engaño, de la violencia y del desinterés.
En muchas ocasiones hemos visto cómo un gobernador desvía fondos millonarios a sus familiares o a sus propias empresas. Fondos económicos pertenecientes al pueblo mexicano. Otros aprovechan los ingresos por parte de los contribuyentes para comprarles a sus hijos automóviles costosísimos. Nuestro presidente aprueba «contratos fantasmas» para incrementar su patrimonio, es decir, para adquirir propiedades de un valor descomunal.
Los políticos se asignan un sueldo que supera los límites permitidos por la ley, además incluyen prestaciones inmerecidas. Ni hablar de lo que sucede al final del año: muchos, al igual que los diputados, reciben un aguinaldo de miles y miles de pesos… que sumado a todas sus ganancias, nos da como resultado todo un robo de dinero, fondos propios de la nación.
Muchos de los visten corbata y finos zapatos relucientes no poseen la preparación necesaria para dirigir a un país. La mayor parte de los dirigentes políticos no concluyeron sus estudios universitarios, otros solo son comerciantes de joyas o simples «ninis».
La mayoría de nuestros políticos son de esos estudiantes panzones, de esos que solo asisten a la escuela con el fin de estorbar y obstruir a los verdaderos estudiantes.
El poder de México no reside en el pueblo. Su poder de decisión y orden reside únicamente en los que lo gobiernan. Ni hablar, los dirigentes políticos no son más que nuestros servidores. Deben de hacer todo lo que el pueblo les diga. Absolutamente todo.
En lugar de que nos ayuden, solo están imponiendo impuestos desmesurados, cuando en la ley esto mismo se define como delito.
Los gobernadores son personas vagas, viles. Son personas destinadas al infierno por naturaleza. Se creen la gran cosa, cuando en realidad son ineptos y brutos. Seres de estúpida actitud.
Solo ingresan a puestos gubernamentales los familiares. Los tíos, primos, hermanos, todo un séquito de cobardes, inútiles y desvariados.
Los culpables de esta situación son los mismos ciudadanos, el pueblo mexicano. Participan en las elecciones, eligiendo a esas ratas baratas.
Todo va a cambiar hasta que la nación se levante en protesta, no solo unos cuantos, todo el pueblo. Reitero… el mismo mexicano es responsable de su pobreza, aquel que se cree digno no permite que cualquier mugroso dirija su vida.
Esta fue solo una opinión, posiblemente, una verdad.






