“VIDA HONESTA Y moderada. Tomar muy pocos remedios, y poner todos los medios de no alterarse por nada. La comida mesurada, poco vino. Nada de humo. Ejercicio y distracción, salir al campo algún rato. Poco ruido, mucho trato y continua ocupación”. Tan simple como desafiante receta, ésta, contenida en el poema del Dr. José de Letamendi Manjarrez (Barcelona, 1828, Madrid, 1897), que tituló: “Consejos Para una Vida Sana”.
QUÉ DIFÍCIL VIVIR así, pero qué conveniente. Nuestra existencia y modo de vivir actual dista mucho de la consigna, está más bien dirigido al exceso y a la displicencia, que al cabo que la vida es cruel y vengativa, casi invivible. Somos caníbales sociales, buscamos resarcir nuestras malas tardes y nuestros pésimos días (que los hay y muchos), viendo con quién cobrarnos. Dice un refrán popular, que aunque da risa, en la realidad refleja lo patético del paso por la vida de algunos: “Me levanté temprano buscando encontrar algún ingenuo y regresé ya tarde, con la novedad que me encontraron”.
“JOSÉ DE LETAMENDI, catedrático de anatomía en Barcelona y de patología en Madrid, desarrolló tan amplia actividad humanista que en su época fue considerado un genio. Actuó como antropólogo, filósofo, pedagogo, pintor, y violinista aficionado; escribió varios libros y más de mil artículos sobre epistemología, filosofía, literatura, economía. Director del Ateneo Catalán, expositor de pintura y compositor de obras musicales.
UN MÉDICO FILÓSOFO, que por su teorización sobre el humanismo médico, y por su afición a las artes como la música, la pintura y la poesía, logró poner a pensar al mundo de su época. Fue duro crítico de las teorías de la evolución humana, y retó a médicos, escuelas de medicina y teólogos, por entender a la medicina como una ciencia que debía tener en cuenta que la Salud del paciente era el medio para mucho más, que no era el fin, que el fin entonces sería, por la salud humana, hacer mejores personas. “Un padre de familia no podrá conducir destinos si su salud mental no es plena, de ahí que la salud sea el medio para ser mejor persona y dirigir personas a ser mejores, eso es humanismo médico”.
SUS AFORISMOS SON frases que lo retratan: “El médico que a la vez no es filósofo, no es ni siquiera médico”. “El que sólo sabe medicina, ni medicina sabe”. “El hombre que yerra, yerra; el médico que yerra, mata”. De Letamendi hacia énfasis en la antropología, si no nos interesamos en el conocimiento del hombre, de poco nos servirá ver su enfermedad y querer curarlo, hay que conocerlo primero. “Recuperar una antropología de base que nos permita comprender qué, cómo y quién es el hombre”. La antropología médica a la que apelaba De Letamendi, es una idea de profundizar en el conocimiento de la persona y sus circunstancias, por ejemplo: si el paciente interpreta que la enfermedad ha sido fruto de su modo de vida, esa interpretación le llevaría a una modificación de hábitos personales.
Si De Letamendi viviera, estaría muy ocupado en construir recetas filosóficas y antropológicas para encausar la vida mundana y la guerra entre connacionales, tan válidas para su querida España y tan urgentes en nuestro amado México.






