Marcos Durán Flores
Dogma de FeLa nueva guerra mundial  Al atestiguar la explosión de una bomba atómica similar a la que semanas después fue lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki, el físico Robert Oppenheimer, líder del proyecto Manhattan citó un antiguo texto sagrado hinduista, el Bhagavad Gitaque dice: “Ahora me he convertido en la muerte, destructora de mundos”. Hoy una nueva especie de bomba arrasa con una fuerza aún más poderosa y destructiva, pues ni todas las guerras y los accidentes juntos se le acercan a la hora matar gente. Es la nueva peste negra, una epidemia de tal magnitud que ni siquiera la locuaz imaginación de Nostradamus la previó. Estamos sin darnos cuenta, en medio de una nueva guerra mundial, la cual por cierto vamos perdiendo, aunque en esta ocasión el enemigo ahora no es el nazismo, sino uno más peligroso y mortal: la obesidad y el sobrepeso. Esta conflagración mundial, ha cobrado la vida de millones de personas en los últimos años. El año pasado, 13 millones de personas murieron por esta causa, de ellos en México fueron 55 mil y este año morirán aún más. Pero el enemigo avanza y el problema crece y engorda. Un informe publicado hace unos días por investigadores del Instituto para la Métrica y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Washington dice que cerca del 30% de la población mundial, 2,100 millones de personas, somos obesos o tenemos sobrepeso. El estudio revela que desde el año 1980, el incremento ha sido superior en un 50%, así que imagine lo que sucederá en las siguientes tres décadas. Hasta ahora los Estados Unidos encabezan la lista de los diez países con mayor número de obesos, pero los mexicanos nos esforzamos día a día por obtener ese lugar y ya lo hemos conseguido en obesidad infantil.  Hoy día, la tasa de obesidad en México alcanzó el 32% de la población total, la segunda más elevada entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estamos solo detrás de los Estados Unidos que tiene un 36.5%. Pero cuando hablamos de sobrepeso, unos cuantos kilos antes de la obesidad, esto se eleva a casi el 70% de los mexicanos. Pero en este México bipolar, que también sufre de desnutrición y hambre, la obesidad como dice el cliché, no respeta raza, edad ni posición social. A los años que siguieron a la crisis económica del año 2009 en donde uno pensaría que se reduciría la cantidad de ingesta calórica, sucedió lo contrario ya que las familias de escasos recursos económicos sustituyeron alimentos como frutas y verduras por otros con más calorías. Las consecuencias sociales y económicas son dramáticas. Los mexicanos con enfermedades como diabetes, cardiovasculares y cáncer llenan los hospitales y a esos sume los que no saben, no aceptan o no les importan sufrir de obesidad o sobrepeso, porque entonces el caos sería total.  Todo esto sucede, a pesar de que el Gobierno invirtió en los últimos cinco años, mil millones de dólares en combatirla con resultados poco satisfactorios pues la obesidad se incrementó en un 3%. Al ritmo que vamos, algunos especialistas creen durante los próximos años, esta guerra nos costara entre 5,000 a 7,000 millones de dólares y lo más triste, con los mismos resultados. Hasta ahora, ningún país, ni una sola política pública ha conseguido reducir las tasas de obesidad. Alguna naciones la han logrado detener, nadie la ha conseguido reducir. En México por el contrario, seguimos engordando, como también lo hacen los bolsillos de los dueños de compañías de alimentos y bebidas chatarra y de las empresas farmacéuticas que ofrecen medicamentos para bajar de peso, esta claro que sin éxito. A largo plazo, lo más recomendable es seguir gravando con grandes impuestos a las bebidas altas en azúcar y la comida chatarra. Por supuesto, también el ser consecuentes entre el decir y el hacer, dar el ejemplo para seguir impulsando campañas de prevención e incrementar la actividad física. No hay otro camino, no hay soluciones fáciles ni mágicas., tampoco atajos. En el mismo texto hinduista, Bhagavad Gita se puede encontrar una cita escrita hace más de 5,000 años que dice: “Que las personas tengan moderación al comer, al divertirse y al ser activos, que no duerman mucho ni estén despiertos demasiado”. @marcosduranf                      

              





