¿Quién nos educa?
La noche anterior estuve
conversando con una persona que decía sentirse muy frustrada con respecto a la
sociedad actual, a su formación, la educación. A partir de ello, comenzamos a
intercambiar palabras sobre la educación actual, me comentaba, que le gustaría
ser maestra para intentar influir de forma positiva en algunas generaciones y
hacerlas “despertar” de este modo “zombie” en el que se encuentran, coincidí en
su sentir.
Me causo sorpresa su
inquietud, me dio gusto y a la vez tristeza que no fuera un maestro o maestra
la que me externara esa preocupación, en fin, me recordó a mí mismo hace ya
algunos años, queriendo transformar el mundo, educar realmente a las nuevas
generaciones, enseñarlas a pensar, etc., y durante el proceso, me pregunté,
¿qué sabe un adulto promedio en México?, ¿cuáles serían las respuestas
comunes?, ¿sumar, restar, multiplicar, dividir, leer, escribir, algo de
historia y algo de geografía básica?, tomando en cuenta que el promedio de
escolaridad en México es de alrededor de 8 años, pienso que sería todo, poco
más, poco menos, según la ubicación geográfica y contexto sociocultural, poco
más de ocho años frente a un sistema educativo y apenas sabemos operaciones
básicas y comprender a medias lo que leemos, sin llegar a interactuar con el
texto, sin leer entre líneas, sin ser capaces de reflexionar por sí mismos,
ocho años.

A esto, no se le puede llamar educación,  la Secretaría de Educación Pública debería
volver a sus orígenes,  que se le vuelva
a llamar INSTRUCCIÓN PÚBLICA  (o privada)
a lo que hoy llamamos Educación Pública (o privada), pues lo que sucede en las
aulas, es mera instrucción, sin educación, no podemos llamar educación a un
sistema que tarda ocho años en apenas enseñar operaciones muy básicas,  escribir con pésima ortografía y leer sin
comprensión profunda, ocho años para esto, pero no se queda ahí, sino que ni la
educación superior se muestra competente para esto, y supone el fracaso más
grande en educación, esto es solo “Instrucción”, seguimos creando analfabetas
funcionales, que andan por la vida pensando que piensan, escribiendo mal,
comprendiendo nada, aceptando cualquier política y masticando todos los
mensajes de los medios de comunicación sin reflexionar al respecto,
casualmente, así conviene a las democracias, así conviene a los intereses de
países desarrollados como Estados Unidos, así conviene a la Organización
Mundial de Comercio, así conviene a la OCDE, así le conviene a los dueños del
mundo, y mientras aquí peleamos y debatimos sobre educación básica, media,
superior  y los niveles desempeño, nos
enajenamos del debate principal, la verdadera educación, la reflexión, la
participación ciudadana activa.

En nuestro México y
Sudamérica es diferente, el maestro es complice de las élites sin saberlo, es
un pobre tecnócrata que llega al aula a reproducir saberes, que piensa que
usando hojas de colores y juegos para que aprendan un contenido, están siendo
profesionales, que piensan que si el alumno aprendió las tabas y a escribir, su
trabajo es una experiencia exitosa sin saber que la educación tiene que ver con
el desarrollo de habilidades intelectuales, con el desarrollo de una
comprensión crítica, un pensamiento divergente, de práctica de valores,  el profesorado enseña al alumno a encontrar
las respuestas, mientras la educación debe guiar hacia la construcción de
preguntas, pero más culpable es todavía el maestro de nivel medio superior y
superior,  enseñamos a ser dóciles, a ser
obedientes, a aceptar lo que diga la autoridad y cuando evaluamos, evaluamos
precisamente lo mismo, el aprendizaje es lo de menos, ¿cuántos maestros no
evalúan asistencia?, ¿cuántos maestros no quitan puntos por no entregarles un
trabajo? (obediencia), este sistema está podrido, una reforma es un parche,
estamos llenos de ellos.
Pero entonces, ¿quién nos
educa?
Vivimos pensando que somos
afortunados de estar en una democracia y no en una dictadura, sin reflexionar
lo similar que son, al menos en esta falacia de democracia, donde no existe la
participación ciudadana, pues en la dictadura, se somete al pueblo con
educación y cachiporra, y en la democracia, con educación y medios de
comunicación, por eso Chomsky decía que la cachiporra es a la dictadura lo que
la propaganda a la democracia.
Se nos trata como meros
imbéciles, nos dan programas de televisión aptos para imbéciles, se nos enseña
desde pequeños de formas indirectas a interesarnos más por la vida de un
cantante o actriz que por el trabajo del servidor o funcionario público, nos
interesa más una final de fútbol y tomar cerveza cuyos comerciales están dirigidos
a animales sin cerebro que gustan de sentirse “hombres” con una perspectiva de
género propia de los años 50’s,  nos
ofrecen productos para que la mujer se sienta más mujer, como si por el simple
hecho de serlo, no lo fuera, que piensen que usar tacones las convierte en
femeninas, sin saber que ya lo son y sin saber que el tacón se inventó para el
varón en un principio, nos enseñan que la mujer debe enseñar su pecho y usar vestido
corto, mostrarse al hombre, pues ella no vale como ser emocional o intelectual,
es objeto de placer visual o sexual, que debe seducir al hombre para que la
mantenga y pueda gastar el dinero de su trabajo en ropa y tacones, ¿para qué? no
sabe con exactitud, pero así lo ha enseñado la propaganda, debe ser mujer, y
una mujer debe gastar mucho dinero y tener mucha ropa y zapatos, no saben por
qué, solo saben que es parte del rol de una mujer, sin siquiera reflexionar que
es una perspectiva de género creada por una cultura patriarcal (ni siquiera
saben qué es esto) apoyada a gran escala por elites de poder y medios masivos
de comunicación, que buscan mantenerlas aisladas del ámbito político, del
raciocinio, “que se entretengan comprando zapatos, que no se metan en política”
dijo una vez alguien, y si los medios apoyan esa visión, presentando propaganda
que coincida con ese estereotipo, la mujer creerá que es una FEMINA A LA MODA,
sin saber que se le trata como a un animal semi racional, que está siendo descerebrado,
(sic) mal educado (sic), así como el hombre con el deporte espectáculo y con la
esclavitud laboral en la que se encuentra, “las masas son increíblemente
estúpidas” diría Chomsky.
La mujer promedio no sabe
del gran potencial que hay dentro de ella, porque fue educada por los medios de
comunicación y si a eso se suma la cultura machista, queda relegada en centros
comerciales, cosificándose o en el peor de los casos, pensando que solo están
para agradar al hombre, no hay lugar para ellas en la intelectualidad.
Son los medios de
comunicación los que se han encargado de hacer el trabajo sucio de las élites
de poder, de educar a las masas a su conveniencia, tan como imbéciles se nos
trata que nos hacen creer que nosotros debemos elegir a alguien que nos
gobierne, que nos represente, y así lo hacemos, lo elegimos y nunca más
volvemos a participar sino hasta las otras elecciones, porque somos imbéciles,
seleccionamos al mejor de entre la clase especializada para que él haga el
trabajo político, porque nosotros no sabemos, a nosotros nos importa el fútbol
y los tacones, hasta el mismo presidente del PAN dijo hace poco tiempo: “A la
gente le vale madre…(la política)” y aún así, siguen militando en su partido
miles y miles de mexicanos, siendo que ellos mismos son gente, y su “líder” los
acaba de insultar, pero no importa, porque de hecho sí, si les vale madre,
entonces, elegimos y creemos que somos buenos ciudadanos, cuando ese debería
ser solo el inicio de nuestra participación, y cuando un grupo despierta y
comienza a enfrentar a gobierno y exigir cuentas, ¿qué hacemos?, nos mantenemos
al margen mientras gobierno emite programas tipo “Fórmula Mouhwak Valley” y de
la mano de los medios de comunicación y de “líderes de opinión” se nos enseña
que todos somos una unidad y que los huelguistas atentan contra ello, que
trastocan nuestro modo tranquilo de vida, que harán que lleguemos tarde a
nuestro trabajo, etc., y sin saberlo, y dentro de nuestra imbecilidad nos
ponemos en contra del único grupo minoritario de personas que al menos tuvieron
un chispazo de lucidez y hayan tenido o no razón, al menos se atrevieron a
cuestionar, y el problema aquí, es que las personas especializadas, aquellas
que tuvieron los medios para una verdadera educación son quienes sirven a los
poderes de facto, y realmente piensan que lo mejor para el pueblo es que estén
quietos, sometidos, pues si despiertan, su imbecilidad provocará un caos, pero
también está el otro lado de la moneda, del soberbio intelectualoide que cree
que sabe, que cree que piensa y comparte “información” y dura crítica y la
gente lo sigue, por ser masa, por no pensar, por no investigar, y caemos en
mayor imbecilidad, creen que la rebeldía es sinónimo de “diferente” y creen que
“diferente” es sinónimo de raciocinio, de intelectualidad, no se acercan ni un
poco.
Despierta mexicano,
despierta mexicana, debemos poner un alto a esa educación a gran escala que
recibimos por parte de los medios de comunicación, debemos sentirnos ignorantes
para comenzar a hacer preguntas y encontrar respuestas, diría Ortega y Gasset
que el hombre-masa, tiene mucha capacidad intelectual, pero su problema es que
lo sabe, y eso lo hace arrogante y cree que ya no necesita saber más, y tan se
conforma en su arrogancia e ignorancia, que ya no busca, no pregunta, no se
cuestiona nada, acepta todo lo que encaje con su creencia, que siquiera formó él
mismo, sino que le fue insertada por la sociedad, por su entorno, y lo peor es
que él mismo acepta, que el hombre masa es estúpido, y que no se debe gobernar
a sí mismo, debe ser guiado por otros 
especializados, pues somos imbéciles como masas, y la verdad es que
tiene razón, pero no es culpa del pueblo 
y tampoco es irreversible, se nos ha enseñado por generaciones que
debemos ser como animales, que nacen, crecen, se reproducen y mueren, y claro,
se nos debe adiestrar para realizar una función que sirva a las élites del
poder y que nos sintamos agradecidos porque nuestro trabajo es valioso y los
ricos, en agradecimiento nos pagan dinero para que les volvamos a comprar a
ellos comida para seguir sobreviviendo, pero no queda ahí, ellos mismos, los
amos, los del poder de facto, también nos mandan educar bajo el modelo del
consumismo, tan consumismo, que nos hacen creer que necesitamos consumir todo,
tener todo, sin necesitar nada… pero esa es nuestra creencia, nuestra
educación.
Esta columna es más como una
especie de catarsis de autoterapia para quien escribe, pero espero que al menos
llame a la reflexión en quien lee, ¿quién nos educa?

Es cuanto señor presidente.