En Guerrero, el PRI podría regresar al poder Alexia Barrios G. Guerrero en este momento es un foco rojo para el PRD y todos los perredistas que suspiran a suceder de Ángel “Layo” Aguirre Rivero, pues nadie duda que su gobierno será un lastre para la sucesión 2015. Así lo indican los estudios de opinión y de sondeos que realizan en las principales ciudades de Guerrero, donde las más pesimistas para el PRI indican un empate técnico entre un potencial candidato tricolor y otro amarillo. De acuerdo con uno de los estudios estatales de una prestigiada firma, en el PRI el que podría dar la sorpresa es el diputado local Héctor Astudillo Flores, quien cuenta con el 38% de respaldo de ciudadanos que lo quieren de gobernador contra 20% de la secretaria de Turismo Federal, Claudia Ruiz Massieu, y el 18% de Manuel Añorve. Estos resultados no son sorpresivos, si consideramos que la militancia tricolor busca otros cuadros para competir contra sus ex compañeros ahora enfundados de perredistas, además de que consideran a Añorve un candidato desgastado electoralmente pero muy útil para seguir operando para el grupo de Beltrones. De la secretaria de Turismo e hija del finado José Francisco Ruiz Massieu hay mucha expectativa, pero también su desarraigo le pesa negativamente. Es decir, no hay que perder de vista el trabajo y proyección que pudiera tener Héctor Astudillo Flores en los próximos meses, sobre todo, cubriendo los vacíos que no han podido llenar ninguno de los perredistas ni el actual gobernador en cuanto a las demandas ciudadanas más sentidas en este momento como son empleo, seguridad, certidumbre y, especialmente, contacto con la población. Las malas para el PRD es que es un partido que va a la baja, donde el candidato más viable es Armando Río Pitter (35% de simpatías), seguido muy lejanamente de funcionarios del gabinete de “Layo” pero quienes nunca han sido de sus confianzas (ninguno de ellos supera ni el 10% de reconocimiento ciudadano). El famoso “Jaguar” podría caminar con seguridad de que podría ser el sucesor natural de Aguirre, pero en su contra tiene su bien ganada fama de “veleta” y que por los caminos del sur ha corrido el rumor, incluso, de que podría ser el candidato tricolor si le llegaran al precio. De los demás aspirantes no hay mucho que hablar, pues son grises e inexistentes. El PAN de plano es un partido testimonial en la entidad, pero todos saben que jugará a ser el fiel de la balanza y en hacer alianzas de facto con el PRD o el PRI según vean la coyuntura estatal. El PRD entraría a una de las fases más críticas, ya no digamos por cuestiones ideológicas, sino electoralmente hablando, ya que varios de sus gobiernos están haciendo las cosas de mal en peor. Hablamos de un Graco Ramírez quien sueña en ser presidente sin saber que está siendo pésimo gobernador; de un Arturo Núñez cuya administración nomás no despeja y ya ha inundado la paciencia de los ciudadanos con la eterna justificación de que Granier es culpable de todo; un Gabino Cue que ha cedido el mando a su mentor Diódoro Carrasco y un Mancera que no da muestras de capacidad de reacción ni aprendizaje político. Pero el peor de todos, sin duda, es Ángel Aguirre Rivero, el desgobernador de Guerrero, acusado de nepotismo, corrupción, alcoholismo, tráfico de influencias, insensibilidad, manipulación y hasta de ser omiso ante las ejecuciones de líderes sociales. Así las cosas, el futuro para el partido del sol negro pinta muy ídem si no se ponen las pilas y asumen la autocrítica como primer valor político. alexiabarriossendero@gmail.com







