La Cocoa, la Tuta, los gringos y Yarrington Alexia Barrios G. La crisis de legitimidad de la elección de 2006 provocó que la estrategia de Felipe Calderón para revertirla se fundara en dos ejes discursivos: la guerra contra el narcotráfico, con lo que pretendía la “unidad nacional”, y el acoso abierto al PRI como representante de un pasado que nunca debería de regresar al poder. Para el proceso federal de 2009, la campaña del PAN y las salidas mediáticas del entonces presidente de la República se fundamentaron en hacer señalamientos directos de los vínculos del PRI con los cárteles de la droga, en filtrar información sobre lo que decían “testigos protegidos” y testimonios “de oídas” de presuntos informantes que podrían señalar cómo varios prominentes priistas habrían negociado con los grupos delictivos. Nada se probó, nadie presentó una prueba sólida, todo quedó en meras especulaciones y filtraciones que el propio Calderón administraba a diarios nacionales y de los Estados Unidos. El efecto electoral de la estrategia calderonista, por otra parte, no tuvo ningún impacto para que el PAN y sus candidatos afines ganaran algo y, por si fuera poco, las expectativas de que pudieran derrotar al PRI eran cada vez peores. Pero los compromisos con los Estados Unidos de parte del gobierno de Calderón seguían firmes, al grado que prácticamente supeditó los órganos de inteligencia mexicanos a la CIA, la DEA y la NSA, como lo reconoció el ex director del CISEN, Guillermo Valdés, y lo que es peor, puso a disposición del Departamento de Justicia de los Estados Unidos todo el aparato de la PGR y varios jueces y magistrados.
George W. Bush y “su amigo” Tomás Yarrington.Foto: El Universal La lista de personajes involucrados políticamente por la PGR de Marisela Morales corrieron del tristemente célebre michoacanazo al expediente contra ex gobernadores de Tamaulipas, de los cuales, dos de ellos libraron la cárcel aun cuando había “testimonios” que los incriminaban directamente. Pero uno no ha salvado el pellejo, Tomás Yarrington, a pesar de que según el portal de su defensahttp://casoyarrington.com/ ha desglosado todas y cada una de las inconsistencias y de haber desmenuzado las contradicciones y faltas a la verdad de los “testigos protegidos”, reitero, con base en el punto de vista de la defensa del ex gobernador. Sin embargo, para muchos causó sorpresa que esta semana se diera repentinamente a conocer que un Gran Jurado de los Estados Unidos radicado en Texas, le enmienda una serie de acusaciones, que según el FBI venía armando contra Yarrington desde 1998. Cosa curiosa y de llamar la atención, porque siendo gobernador de Tamaulipas, tanto Tomás como los gobernadores texanos, entre ellos el propio ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, nunca se conoció acción judicial o policíaca en su contra. Lo más relevante es que de las ocho acusaciones del Gran Jurado estadounidense contra el tamaulipeco, todas son conocidas por los diarios mexicanos, porque todas y cada una de ellas fueron filtradas por la PGR de Marisela Morales y que ayer mismo reiterara el ahora procurador Jesús Murillo Karam, dichos expedientes habrían sido archivados por la propia Marisela porque no probaban nada. Visto este recuento de elementos que no cuadra que de pronto explote el tema y sea motivo del debate público. ¿Qué razones tuvo el Departamento de Justicia para explotar el tema ahora? He aquí algunas respuestas hipotéticas: Uno, que en México la Suprema Corte tiene el tiempo contado para dictaminar sobre el uso indebido de las facultades de la ex procuradora Marisela Morales, entre otras, el haber usado el expediente procesal de Yarrington para filtrarlo a diario como Reforma, que por cierto, está demandado por esta razón. En este caso, podría tratarse de una maniobra de los propios estadounidenses para lavar la cara de Morales antes de que llegue un fallo adverso y tenga que regresarse a México para rendir cuentas. Dos, lo más delicado, que dadas las alianzas y pactos de Felipe Calderón con los Estados Unidos, en la coyuntura en que el supuesto líder de los Templarios, “La Tuta”, acusa con pelos y señales a la hermana del ex mandatario, Luisa María Calderón Hinojosa, serían los propios gringos los que tomaron la “revancha” y quieren colocar ahora a los priistas contra la pared reiterando que son narcos y corruptos. Como el caso de Coahuila no da para mucho, pues la lentitud con que se procesa su juicio en México, el expediente Yarrington es un campo fértil para ello. Tres, aunque muy pocos han puesto atención, desde el arribo de Enrique Peña Nieto al gobierno de la República, el sometimiento de los aparatos de inteligencia y de procuración de justicia a los Estados Unidos prácticamente se ha acabado, al grado que hoy por hoy, ningún capo de alto perfil ha sido extraditado, como sucede con el “Z-40”, y sólo capitos de medio pelo como “El Talibán”. Más aún, hay una línea de cerrarle el paso a la actuación libre de los agentes de inteligencia estadounidenses que durante la pasada administración mandaban más que los mexicanos en la SSP, PGR y con menor grado, pero hasta la Sedena y Marina. En este caso, se trataría de elevar la presión del gobierno estadounidense sobre el mexicano para condicionar la ayuda de la Iniciativa Mérida y los otros acuerdos de cooperación. Hasta ahí las tesis, por lo demás, según ha trascendido, el próximo jueves probablemente conozcamos la otra versión sobre el caso, lo que vendrá a exponer la defensa de Yarrington en los Estados Unidos. Ya veremos. alexiabarriossendero@gmail.com







