TRAS BANDERAS: EL NO INFORME PRESIDENCIAL SERGIO J. GONZÁLEZ MUÑOZ. El informe presidencial es un acto de colaboración de poderes y el expediente de control político del Congreso sobre el Ejecutivopor excelencia. Así como es un acto de rendición de cuentas, es también uno de los eventos en los que más claramente se observatambién la división de poderes y, por la reunión de los poderes de la unión en un evento y en un mismo sitio, nos permite ver una expresión material muy significativa de La República. Porello, la forma de su ejecución no es un asunto coyuntural, superfluo o menor. Como cada año por estas fechas, cuando menos desde 1988, se ha desatado un intensodebate nacional sobre el formato mediante el que el Presidente da cuentas al Legislativo y, por ese conducto de la representación popular, a la nación entera. Conviene recordar que las reglas del informe residen en el numeral 69 de la Constitución.En el texto original de 1917, dicho artículoordenaba al Ejecutivo Federal asistir a la apertura de sesiones del Congreso, ordinariaso extraordinarias, y presentar un informe por escrito. En el primer caso, sobre el estado general de la administración pública; y en el segundo para exponer las razones de las convocatorias y los asuntos que ameritaran un resolución. El artículo 69 ha sido modificado tres veces. En 1923, para eliminar la obligación presidencial de asistir a la apertura de sesiones extraordinarias. En 1986, para confirmar la obligación del Ejecutivo de asistira la apertura de sesiones del Congreso pero sólo a las del primer período y presentar un informe por escrito sobre el estado general que guardaba la administración pública del país. La tercera reforma se publicó hace casi un poco más de cuatro años: el 15 de agosto de 2008.Consistió fundamentalmente en suprimir la expresión “asistirá” del texto previo, dejando subsistente el mandato de presentar por escrito el informe. Para efectos de recordar el contexto parlamentario de aquel momento político, es crucial tener en cuenta que en esa mismareforma se instauró la pregunta parlamentaria y la atribución de las Cámaras de citar a comparecer a Secretarios, Procurador,Directores de paraestatales y titulares de órganos autónomos con la obligación de dichos funcionarios de hacerlo bajo protesta de decir verdad. Otras dos modificaciones constitucionales no fueron aprobadas entonces (pero hoy vigentes) y consistían en las iniciativas de trámite preferente que el Presidente podría presentar al inicio de cada de período ordinario y en obligar al Ejecutivo a publicar las reformaslegales aprobadas por el Congreso o pronunciarse sobre ellas en plazo perentorio, so pena de promulgación automática. En los debates y documentos parlamentarios de esa reforma de 2008, todas las fuerzas políticas presentaron reveladores y coincidentes alegatos en ambas cámaras. A saber, que el formato del informe presidencialno respondía a un auténtico mecanismo de diálogo institucional, ni mucho menos de control político. Que el marco entonces vigente del formato no era más que una reminiscencia del presidencialismo mexicano. Que el informe presidencial no debía ser la ceremonia de la pleitesía, del besamanos, del aplauso encendido, del elogio apasionado y cortesano a la figura del Presidente y que no debía ser un diálogo de sordos. Del mismo modo, que la Constitución debía considerar la posibilidad de distintas situaciones que pudieran impedir al Ejecutivo asistir a la presentación del informe como el caso fortuito y la fuerza mayor o como enfermedades o acontecimientos naturales que podrían causarsu inasistencia al Congreso. Se pactó en consecuencia la modificación del texto constitucional para mantener laobligación del Presidente de rendir el informepor escrito sin requerir para ello de su asistencia a la sesión de apertura y que posteriormente la Ley del Congreso deberíaestablecer las bases y las condiciones en las que pueda asistir a presentarlo, mandato que, por cierto, no se ha cumplimentado al día de hoy. Me parece que de todos modos la reformaconstitucional de 2008 no resolvió adecuadamente el problema, pues la redacción final, el texto vigente, no es contundente sobre la asistencia o inasistencia del Presidente a San Lázaro cada 1° de septiembre. Dicho de otra manera, con la norma en vigor, el Ejecutivo Federal puedeperfectamente presentar su informe anual asistiendo (y creo que ayer debió hacerlo) a la sede de la Cámara de Diputados, que ese día lo es del Congreso entero. Del mismo modo, el Presidente puede presentar el informe a través de un representante (como lo hizo ayer), quefue de nuevo una oportunidad desperdiciada para detonar el diálogo republicano entre poderes pero frente al país. Por otro lado, hay que asomarse a la Ley Orgánica del Congreso de la Uniónpromulgada en 1979. En 1994 se reformó esa ley y se creó el formato aún vigente, en el queel Presidente debe asistir a la sesión a presentar el informe escrito. En 1999 el Congreso mexicano acordó una nueva,profunda e histórica reforma a dicha Ley. Entre otras cosas, se establecieron el canal del Congreso y el registro público y electrónico de la asistencia y votaciones de los diputados; se prefiguró un régimen disciplinario parlamentario y se normaron las prerrogativas de los grupos parlamentarios (sobre todos las financieras); se crearon nuevos órganos de gobierno con atribuciones claras y se fortaleció la mesa directiva. Infortunadamente, la reformano tocó el formato del informe ni con el pétalo de una interpelación. Por esa omisión, ese formato sigue en el artículo 7 de la ley; sigue siendo derecho vigente y por lo tanto obliga a su cumplimiento y con mayor razón en sede parlamentaria, casa de la ley. Conviene recordar que así como el Ejecutivo debe entregar el informe según lo ordena esa norma, el Congreso debe recibirlo como lo mandata la norma y nadie ha bordado sobre eso, a pesar de tratarse, al parecer, de claros desacatos. ESTO ESCRIBÍ SOBRE ALONSO LUJAMBIO EN SEPTIEMBRE DE 2012: Conocí a Lujambio desde 1996 en el IFE. Nos hicimos amigos, creo, porque él decía que era un politólogo con aspiraciones de abogado y yo le contestaba que lo mío era lo justo lo contrario. En ninguna otra zona de las ciencias sociales, me decía, esas dos disciplinas se cruzan tanto como en las elecciones. A veces hablábamos los sábados por la noche, cuando me llegaba cierta revista semanal de circulación dominicalque con frecuencia comentaba sus ideas o su trabajo. Todas las llamadas las terminaba diciendo: “¡Es Usted un caballero!” Rara avis republicana, sus posiciones, su convicción, su tesón, hicieron de él un personaje controvertido. Es de esas voces necesarias que sacuden estructuras haciéndolas crujir para bien del edificio institucional republicano. Bienvenido de regreso, Alonso; tu misión, si decides aceptarla, será modernizar el Senado y reformar el art. 59 constitucional ¿En qué te ayudamos? sergioj@gonzalezmunoz.comTwitter: @sergioj_glezm

              





