A los médicos se nos forma en las aulas y los hospitales, basados en la tecnología, donde casi siempre el protagonista es el médico y no el paciente. Nos enseñan que cuando vemos a un paciente, hay que hacerle una foto mental y le diagnosticamos de todo.Con todo esto es difícil “ponerse en los zapatos del paciente», lo cual es fundamental para poder cambiar nuestra actitud médica. A veces no conocemos realmente lo que los pacientes esperan de nosotros. En un estudio realizado en Reino Unido en 1987, se preguntó a médicos y a pacientes, ¿Qué era para ellos un buen médico? mientras los profesionales decían que es alguien que hace buenos diagnósticos y un gran técnico; los pacientes indicaron que fuera una persona agradable, comprensiva y honesta.Por lo general cuando se nos pregunta a los médicos cómo desarrollamos la entrevista clínica con nuestros pacientes, solemos contestar que lo hacemos de una forma adecuada, cumpliendo las características de un buen entrevistador (cordialidad, empatía, asertividad, baja reactividad) y sobretodo intentando distribuiradecuadamente el tiempo disponible tan limitado. Sin embargo, al analizar las entrevistas que realizamos, podemos ver que apenas“miramos a nuestros pacientes”, no negociamos con ellos, ni les explicamos suficientemente de qué los diagnosticamos o qué tratamiento les ponemos y, por supuesto, no comprobamos la asimilación de la información que les damos.Esta situación nos coloca a los profesionales en ciencias médicas frente a un gran vacío en nuestra formación académica, pues nos entrenaron muy bien como médicos, internistas, cirujanos, pediatras oginecólogos, pero fallamos en algo tan simple como es el “sentido común”. No sabemos comunicarnos con nuestros pacientes, ni siquiera los miramos a los ojos, no los llamamos por su nombre, no sabemos mantener una distancia apropiada con ellos y cada vez ponemos más y más barreras tecnológicas, como las computadoras,que perjudican nuestra atención.La “calidez” no es un valor abstracto como muchos creen, sinouna actitud que tiene que ver con la formación que recibimos de nuestros padres, de nuestros educadores, de la relación que cosechamos con nuestros amigos y compañeros de profesión. Tiene que ver con esos valores que tanto apreciamos en el ser humano como solidaridad, generosidad, humildad, tolerancia, vocación de servicio,capacidad de escuchar, y el respeto… “Decálogo de la calidez”:
“Ser médico es entregar la vida a la misión elegida. Es no cansarse nunca de estudiar y tener todos los días la humildad de aprender la nueva lección de cada día. Es hacer de la ambición nobleza, del interés generosidad, del tiempo destiempo y de la ciencia servicio al hombre que es el hijo de Dios. Es amor, infinito amor, a nuestro semejante… Entonces ser médico es la divina ilusión de que el dolor, sea goce; la enfermedad, salud; y la muerte vida”.Gregorio Marañón Dr. Omar Rangel.Twitter: @rangelselvera “Algo más que medicina”.







