El4 de mayo de 2013 la hoy Benemérita Escuela Normal de Coahuila conmemora suCXIX aniversario desde su fundación. Los festejos iniciados casi una semanaantes se engalanan con las fastuosas presentaciones artísticas de los alumnos ypersonal docente. Son días de celebración para la comunidad normalista y paraaquellos que acuden a recordar y festejar a su alma mater.
Convieneconocer su historia para apreciar su legado.
En1889 bajo el decreto auspiciado por el gobernador José María Garza Galán, seestipula la creación de una escuela normal para profesores anexa al Ateneofuente. Pero no fue sino hasta 1894 cuando, siendo gobernador Francisco Arizpey Ramos, ésta se volvió una realidad. Las solicitudes de apoyo al presidentePorfirio Díaz se respondieron con la llegada de Enrique Rébsamen, destacadopedagogo suizo que pensaba que la memorización y la suma de datos no eraaprendizaje, y postuló un método cimentado en la intuición intelectual y laacción en el proceso educativo.
Esasí como a recomendación de Rébsamen, llega con tan solo 22 años y con elflamante cargo de director de la Escuela Normal de Profesores: Luis A.Beauregard. Los nueve profesores, incluido él, tendrían como primer recinto unacasa habitación ubicada en la calle de Hidalgo, cerca de la plaza de armas. Laprimera generación fue exclusivamente masculina con dieciséis hombres, entrequienes destacan Rubén Moreira Cobos, Apolonio M. Avilés y Gabriel Calzada. Suformación duró tan solo dos años. Sin embargo, dos años en que se solidificaroncambios trascendentales: primero, que en 1895 la institución abrió las puertasa mujeres, y segundo, la conformación de la primera sociedad de alumnos conApolonio M. Avilés como presidente y Gabriel Calzada como secretario.
Locierto es que pese a los avances, los primeros años de la hoy Benemérita,fueron difíciles. Y más que ello, precarios. Quizá por ello ocurrieron diversoscambios en la dirección de la escuela e incluso de los recintos que laalbergaron.
Fueentonces cuando llega una figura que es considerada como el padre de la BENC:Andrés Osuna. Su inmejorable trayectoria en el gobierno había situado aCoahuila en el primer lugar educativo. Y en la Escuela Normal, su dinamismo nose retendría. Ante la necesidad de contar con un recinto propio, Don Andrésrealiza con ayuda de maestros y alumnos, una colecta en todo el estado paraadquirir terrenos para su construcción. Después de reunir 50 mil pesos, elgobernador Miguel Cárdenas quizá conmovido, regresa el dinero a la comunidad ypresupuesta 300 mil para el propósito.
Despuésde ocupar tres lugares diferentes, y tras dos años de intenso trabajo, el 5 defebrero de 1909 tiene lugar el inicio de clases en lo que ha sido el máscaracterístico y majestuoso edificio de la BENC. Cabe mencionar que a pesar decontar con poco más de cien años, hoy es un patrimonio emblemático del estado,un orgullo para todo normalista y en vías de ser declarado monumento artísticode la nación.
Indudablementela historia de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila se ha vinculado con losaconteceres del estado y del país. Los tiempos revolucionarios marcaron sucesostrascendentales como el primer cierre temporal en sus actividades. O lareducción a quince días del ciclo escolar de una generación de profesores,auspiciada por el gobernador Venustiano Carranza. Y más aún, la participaciónactiva de algunos de sus egresados en la lucha armada e ideológica de laRevolución (Como la participación de Gabriel Calzada en “La SucesiónPresidencial” de Fco I. Madero).
Elsello de la BENC no radica solamente en su edificio. El escudo que tatúa en elalma a sus egresados, pese a haber cambiado en cuatro ocasiones, conserva laencendida antorcha del conocimiento y enaltece el lema ‘Labor Omnia Vincit’:“El trabajo todo lo vence”. Fue concebido por la profesora Victoria GarzaVillarreal. Por su parte, el himno compuesto por el poeta revolucionario Joséde la Luz Valdés entona un canto que solo los verdaderos egresados puedencantar. La última de sus estrofas con referencia a la BENC, dice:
“porquetú eres la esperanza
denuestra Patria querida.”
Hoymás que nunca, la educación requiere de profesores preparados, prestos paradefender con las armas del estudio y la congruencia los intereses políticos, ycuya sedición atenten contra el progreso educativo. ¿Son las futurasgeneraciones normalistas los verdaderos agentes de cambio? ¿Serán un selloemblemático que distinga, como ya ha pasado, en el plano nacional a su almamater?
Veremosy diremos.
*Información obtenida del libro Alma de Acero. Editado porel Gobierno del estado de Coahuila con el profesor Humberto Moreira Valdés.Orgullo normalista.

EDGAR EDUARDO GARCÍA HERNÁNDEZ
TWITTER:@EdgarGarciaHz






