Una mayor sensibilidad a los defectos metabólicos acumulados a lo largo de nuestra vida, tales como la regulación del balance energético, las toxinas y el calor, podrían ser el “precio a pagar” por disfrutar de nuestras capacidades tan peculiares de vivir.
Nuestro cuerpo está compuesto por múltiples órganos y sistemas, los cuales van acumulando defectos metabólicos a lo largo de nuestra vida, todo esto en principio secundario a muerte celular programada y defectos en el ADN celular.
Los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo, relacionados con el actual estrés laboral y social en que vivimos, además de los avances tecnológicos de la evolución humana, como la creación de aparatos electrónicos que funcionan con solo mover nuestro dedo índice o pulgar, sin olvidar los restaurantes de comida rápida y la falta de actividades sociales por falta de tiempo, parecen ser los detonantes de nuestra propia muerte.
Pero en realidad ¿Estamos preparados para vivir tantos años? Es bien sabido que nuestros órganos y sistemas se agotan con el paso de los años, todo esto unido a los defectos metabólicos antes mencionados; provocando insuficiencias multiorganicas tales como insuficiencia cardiaca, renal, hepática y cerebral.
En un estudio realizado por el científico Emiliano Bruner y la neuropsiquiatra Heidi Jacobs publicado en la revista “Journal of Alzheimer´s Disease”, se señala que el mayor cambio en el cerebro en los últimos cinco millones de años se encuentra en el desarrollo de las áreas parietales, donde reside la capacidad cognitiva que caracteriza al “Homo sapiens”.
La consecuencia es una «gran ventaja cognitiva» acumulada durante todos estos años, aunque esto tiene «efectos secundarios» ya que al estar en el centro geométrico del cerebro esta zona es propensa a sufrir elevadas temperaturas, que lo perjudican; también requiere mucha actividad vascular, que puede ir asociada a toxicidad, y a mucha energía, por lo que puede registrar problemas del metabolismo.
Los grandes avances en la ciencia nos llevan cada vez más a una mayor esperanza y calidad de vida, los distintos países a nivel mundial están viviendo el llamado “envejecimiento del envejecimiento”, la importancia de todo esto es ver si a la vez estos avances logran concienciarnos sobre la necesidad de cambiar nuestra manera de vivir, ya que la “comodidad” en la que nos encontramos actualmente nos va agotando y extinguiendo lentamente sin darnos cuenta.
La importancia no radica en vivir más, si no en la manera en que vivimos, ya que podemos caer en el error habitual de relacionar la mayor esperanza de vida como un logro de la ciencia, y esto a la vez puede ser un arma de doble filo si no lo relacionamos con el dar calidad de vida a los años.
Esto hace énfasis en la importancia de vivir con calidad, aprender que nos toca saber envejecer, y esto lleva implícito la responsabilidad de adquirir hábitos higiénico-dietéticos y una actividad aeróbica de tal manera que facilitemos la regeneración y procesos celulares. De algo habrá que morir, pero es la diferencia entre morir con o sin sufrimiento.
«La vida no es una tecnología, ni una ciencia. La vida es un arte, que has de sentirla”.
«Al final, lo que importa no son los años de vida, sino lo calidad de vida de los años.”
Dr. Omar Rangel
“Algo más que medicina”
@rangelselvera







