No intento disculpar, no pretendo justificar ni exhibir a nadie ni nada por el estilo….


Antes de tomar una decisión siempre piensa si existe una salida fácil. Es normal, evadir los obstáculos, o querer hacerlo. Pero, a veces no puedes, y te encuentras ante un callejón sin salida.  ¿Por qué? O  incluso, puedes decidir hacer algo, y luego arrepentirte de haberlo hecho.  Mil cosas pasan por tu mente. Todo va tan rápido que no encuentras las conexiones, y te dices a ti mismo:  “No pasa nada… más tarde se me olvida”. Pero …¿en verdad se te pasa?

Y entonces te encuentras en un momento en el que ya nada puede ser como antes. Algo tienes que cambiar, o todo seguirá igual y eso no te gusta.

¿Qué haces?… ¿Olvidas?, ¿Sigues adelante?, ¿Analizas?, ¿Lo externas?

Haces un alto, te das cuenta de si lo que hiciste o dijiste, o lo que sea que te esté molestando, tiene peso significativo. Si te hace mejor o peor persona o si fue un riesgo que debiste tomar en ese momento, o si era una oportunidad que no podías dejar pasar.  La intensidad de los momentos, enriquece tu vida.

Ahora bien, podrías pensar que fuiste víctima de las circunstancias, o que no era tu intención actuar así, o lo que sea.  El drama, los  problemas inexistentes, te encantan y simplemente te dejas llevar.
Sin embargo, es en este mínimo instante en el que tienes que pensar bien sobre todo lo que implica una decisión, las consecuencias positivas y negativas y sobre todo cómo vas a aceptarlo.

Aquí, la culpa no tiene cabida. Es hacerle frente; la consecuencia es producto tuyo.  Eres producto de tus propias decisiones.

El arrepentimiento es una opción, tú decides si la utilizas o no. La vida se trata de eso, aprender a sobrellevar las consecuencias de nuestras decisiones. Eso nos forja y nos hace más fuertes.  El pensamiento previo a la acción es importante y vital para evitar involucrar sentimientos y ocasionar daños colaterales.

Y no hay más.. sigues adelante..
@Georginna_M