Amantes de lo ajeno no se tentaron el corazón y aprovecharon la ausencia de un humilde matrimonio para ingresar a la propiedad ubicada en la colonia Omega y arrasar hasta con el cableado eléctrico.
«Tienen miedo a las represalias, según ellos (los vecinos) nadie vio nada… nos fuimos hace cuatro días a Monterrey porque tenemos que ir a cada rato por mi enfermedad, me internan por varios días y eso lo aprovecharon», fueron las palabras de Andrés Torres Guerra, de 79 años, quien abrió las puertas de su casa a EL HERALDO.
El vecino de la calle Gama 419 manifestó que desde la balacera ocurrida a las afueras de su casa entre militares y desconocidos armados, fue tanto su miedo e impresión de ver cuatro cuerpos sin vida acribillados, que su salud ya no volvió a ser la misma.
El hombre de la tercera edad presenta problemas de inflamación de la vesícula y otras complicaciones que lo hicieron atenderse en la clínica 33 de Monterrey, nosocomio en el cual es incluso internado a menudo por espacio de tres a cuatro días.
Fue el pasado lunes cuando junto a su esposa María Magdalena Arias, acudió a la clínica para su cita mensual tras las que fue internado por lo que hasta el viernes por la tarde regresaron a casa.
El matrimonio, quien subsiste de la pensión del jefe de familia, además de la ayuda económica que reciben de sus hijos, se llevó una terrible sorpresa luego de que al llegar a su vivienda se toparan con que ésta había sido vaciada.
Al entrar observaron ropa tirada por todos lados, los estantes asignados a las prendas ya no estaban, tampoco sus dos televisores, mientras que de la cocina había sido sustraída una vitrina, la estufa y el refrigerador.
«Aquí teníamos un tanque de gas, por acá una cama bien bonita que acabábamos de comprar… se la llevaron con todo y colchón, también se llevaron un ropero y todavía ni lo terminamos de pagar», dijo entristecido Torres Guerra.
Así mismo del patio trasero, por donde ingresaron los ladrones tras romper una puerta de madera, los delincuentes se llevaron un tanque de gas, herramienta, una carretilla, un pico, una pala, una bicicleta, seis mecedoras, una ventana y un tonel de 200 litros.
Para poder ver al interior de la casa por la noche, el anciano tuvo que colocar cableado provisional, ya que de la casa fue sustraído todo el cable eléctrico, así como los contactos de los apagadores y enchufes.
Desde el año 2003 el matrimonio vive en dicha propiedad, la cual esperan dejar una vez que se consume la venta.
«Hace tres meses nos robaron bultos de cemento y dos puertas de fierro… la casa se queda seguido sola y mis hijos nada pueden hacer pues viven en Monterrey… ya quiero vender para irnos», finalizó el entrevistado sin poder contener el llanto.
Fuente: El heraldo de Saltillo







