La vida de Naw Kham se cuenta como si fuera una novela -era
un colorido gánster que había sido comparado con Osama bin Laden por lo que le
costó a las autoridades chinas capturarlo- pero su muerte ha sido cosa de la
televisión. Naw Kham fue ejecutado junto a tres de sus hombres en una muerte
que no solo fue pública, sino retransmitida por televisión, en un hito que ha
escandalizado a varios defensores de los derechos humanos por todo el mundo.

Tildan al gobierno chino de «explotador» y
«bárbaro» por emitir lo que muy pocas veces se ha emitido en todo el
mundo: los momentos que rodean la muerte de un ser humano.
El canal de noticias estatal CCTV retransmitió el momento en
el que Kham, de 44 años, y sus compinches eran introducidos en un complejo de
Kunming, al sureste de china. Eran las 14:19, hora local.
A las tres de la tarde estaban suministrándoles las
inyecciones letales que pondrían fin a sus vidas. Poco después, la Agencia de
Seguridad Pública china emitió un comunicado en su página web: «Ejecución
implementada».
La cadena también emitió una entrevista que le habían
realizado a Kham el 27 de febrero, en la que el criminal explicaba que tenía
miedo de morir y que echaba de menos a su madre.
Era el sonado fin a una historia no menos sonada: las autoridades
chinas habían encontrado la excusa perfecta para detener a Kham, poderoso
cabecilla de una organización narcotraficante, en octubre de 2011, cuando éste
asesinó a 13 marineros en el río Mekong. Su búsqueda y captura fueron
problemáticas: se tardó más de un año en dar con él y el gobierno chino barajó
la posibilidad de enviar varios drones para eliminarlo.
Finalmente, en abril de 2012 fue detenido y condenado a pena
de muerte (China no es solo uno de los 20 países que todavía lleva a cabo esta
condena; es también el más prolífico y mata a más gente que el resto de países
juntos).
Ahora que ha muerto, sin embargo, el pueblo chino tiene
dificultades para definir a Kham como simplemente un villano y no como una
víctima del sistema. Las quejan por el hecho de que se hayan retransmitido los
momentos que llevaron a su muerte se ha propagado en Sina Weibo, el equivalente
chino a Twitter.
«Lo maniataron y lo pasearon por delante de mil
millones de chinos. ¿Son estos los derechos humanos de los que tanto habla
nuestro gobierno?, escribió un usuario. «Sé que mató a 13 chinos y eso es
algo terrible, pero no es adecuado emitir en directo la ejecución y va contra
las reglas del Tribual Supremo», escribió otro.
Y esas quejas solo son muestras de lo que opinan los
miembros de organizaciones a favor de los derechos humanos. «Es
completamente escandaloso el hecho de que el gobierno chino exhiba a esta gente
en televisión antes de matarla», ha dicho Clare Algar, directora ejecutiva
de Reprieve, una caridad centrada en presos. «Como si la pena de muerte no
fuera ya cruel de por sí, esto es directamente de bárbaros», ha rematado.
Fuente: Yahoo! UK